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yo estuve aquí


Preparados para la vida. Para el vivir.


Creo que estamos cerca del límite. Como siempre hemos estado. Toda la historia de la humanidad ha estado cerca de un límite. Siempre se ha vivido cerca de un límite. Durante toda la historia de...
Ahora estamos al límite de lo que puede sostener el planeta.
La eterna pregunta es, esto ¿Para qué? Tal vez se pueda formular la vida como un juego, una aventura. Pero en ese caso, no tiene mucho sentido si se pierde o se gana el juego. Y eso no tiene sentido.
Se supone que los juegos se juegan para intentar ganar. Pero aquí, vas y te mueres. Y esa cita con la muerte es ineludible. Tampoco es que pase nada. Es algo que cada uno debe afrontar como pueda o sepa.
Pero el tema del morir, es peliagudo. Poca gente habla de ello abiertamente. Debería ser el culmen de la existencia. 
Venimos al nacer y vamos a morir. Eso es lo que sabemos.



“Nunca he visto a un animal salvaje compadecerse de si mismo. Un pájaro, caerá helado de la rama sin jamás haberse compadecido de si mismo.” (https://lacopiadeunacopia.wordpress.com/2012).

La vida está por la vida. La vida está para proporcionar vida. Y si no funciona esa fórmula, se opta por otra y se deja atrás lo que no funciona.
¿Importa cómo vivimos? ¿Importa cómo morimos? Supongo que más allá de lo que hagamos en esta vida, hay algo que sí que importa. Ese cómo vivimos.
Ya no se trata de que tengamos más o menos ganancias a final de mes. O a final de año. Porque al final de la vida, todos morimos con la cuenta bancaria con la misma cifra. Nos vamos con lo puesto.
Con el marcador a cero, supongo que se podría decir.
Así que yo creo que sí que importa cómo vivimos. Más que nada porque nuestra muerte sí que es la culminación de lo que ha sido nuestra vida. Debería ser así. 
Para un acontecer que puede darse en cualquier momento y del modo que sea. La muerte. No hay unas reglas definidas a la hora de morir.
Te vas y te vas. Con muy poco margen de error. A veces da tiempo a despedirse, pero otras veces es muy rápido.
Supongo que lo único que podemos hacer es estar preparados cada día para lo que surja. Preparados para la vida. Para el vivir.
Tal vez por eso hay programas de vida heredados. Yo creo que sí los hay. De todo tipo. Desde genéticos, hasta simplemente los que se dan fuera de la genética, tan solo por haber nacido en un entorno social y familiar.
Hay programas que se heredan. Y da igual si tu hermano los tiene diferentes de ti. Creo que cada familia tiene un aspecto de la vida que sanar. Cada familia tiene un matiz propio que sanar. A pesar de que las historias son siempre las mismas en todas partes.
Podemos sentirnos especiales. Y somos únicos. Pero las historias no son tan diferentes entre sí. Se trata de que tenemos que poner a salvo nuestra herencia. La historia legada por nuestros ancestros.
Nos sentimos únicos. O nos sentimos iguales. Un palo tiene dos extremos y con cualquiera de ellos se puede golpear a uno u otro lado.
El caso es llevar adelante la trasmisión de un conocimiento. Yo diría que se trata de hacer de la vida algo viable. Del modo que sea.
Yo creo que la medicina se está volviendo bastante fría. Es muy institucional. Cada vez se crean edificios donde se aparca a la gente que no funciona. como si se tratara de un garage o un depósito de coches. Para dejar a la gente hasta que esté lista para funcionar.
Funcionar es seguir manteniendo la máquina en marcha. Tiene más que ver con el dinero que con la vida.
Pero el dinero no es más que una forma de energía. Siempre y cuando se mantenga circulando. Al corriente. Si se estanca, ya no es energía, se transforma en otra cosa.
Creo que estamos cerca del límite. Como siempre hemos estado. Toda la historia de la humanidad ha estado cerca de un límite. Siempre se ha vivido cerca de un límite. Durante toda la historia de... la humanidad.
Ahora estamos al límite de lo que puede sostener el planeta.


Y vivimos llenos de aparatos que nos mantienen con vida. Vida y muerte. Cómo vivimos y cómo morimos. ¿Importa? Porque parece que la vida que llevamos en nuestros países, supuestamente avanzados, es que nos propagamos como un virus. Sobre otras zonas. Las volvemos inhabitables. 
Cuando llega la resaca, de toda la marea humana que viene de vuelta, después de la que les ha llovido encima, producto de un desequilibrio entre países. Entonces nos llevamos las manos a la cabeza y ponemos unas fronteras.
Para tratar de contener una marea que surge de una explosión que hicimos detonar nosotros mismos. Como un tsunami la onda expansiva nos devuelve lo que hemos sembrado.
Todo lo que damos nos viene de vuelta.
¿Pasa eso con la vida?
Nuestra vida, al final de nuestros días, ¿reflejará lo que hemos sido? ¿Seremos recordados por quienes fuimos o lo que hicimos? 
Tal vez se nos recuerde por cualquier otra cosa. Pero lo que dejemos aquí en el mundo es lo que nos define. Ya sea que utilicen nuestro nombre como ejemplo de una u otra causa, o bien que nuestro nombre quede relegado al  olvido.
No estoy muy seguro de cómo quiero ser recordado, cuando falte. Dentro de muchos, muchos años, espero. ¿Quién fui y cómo viví?
No se trata tanto de que haga bien o mal las cosas. La vida no siempre es recordada por lo que hicimos. Las historias se pueden interpretar de muchas formas a posteriori. 

Pero lo importante es que “escrito con las uñas, en una pared, diga: Yo estuve aquí”.







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