Domingo 29-10-2017 19:40 Horas. Me senté en el sillón de la abuela. Aquella sensación la había sentido ya antes. Y era la misma que sufría cuando era niño, a menudo todos los veranos, pero más cuando era especialmente fuerte. Cuando pasaba demasiado tiempo al sol, se achicharraba. Más de lo normal. Más que cualquier otro año. Entonces lo único que quería era quedarse quieta y inmóvil. La piel le ardía. Quemaba. Escarnecida. Llamó a su madre, quiero hablar. Ah, vale. Sí, estuviste en la incubadora. Tuviste los mejores médicos. Parecía que reaccionabas bien y te sacaron de la incubadora. Aunque te faltaba mes y medio para nacer, estuviste “dos días en la incubadora”. La madre se mostraba orgullosa, porque había tenido los mejores médicos. Dos días en la incubadora. Yo no sé si eso sería suficiente. Sé de sentir que no me tocase nadie, con doce años. Sé de lo que fue cumplir los catorce. Sé de lo que va no poder soporta
lo bueno es enemigo de lo mejor