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Mostrando entradas de junio, 2017

las diferencias

es distinto Las niñas, son diferentes. Para despertar, para salir y enfrentarse a la vida. Necesitan alguien que se lo diga. Si no, ¿cómo lo saben? A los chicos, hay que meterles presión. Para que se crezcan, y se hagan unos hombres. Hay diferencias. Después de que las chicas dan el paso, ya hay que dejarlas que cometan sus propios errores. Si bien, hay que estar con ellas. Se dicen ¡necesitamos tener un hombre! Y parece que teniendo un hombre, todo lo demás no importa. Es como poder descansar la cabeza, sobre el hombro de tu chico. No hay nada mejor.  Ahí hay un lugar. Un lugar donde estar. La promesa de un hogar. El propósito de toda criatura viviente. Perpetuarnos.  Estamos condicionados biológicamente. No se trata de superarlo, sino de trascenderlo. El hombre tiene que estar ahí, para que su sola presencia sirva de norte y saber a quién seguir. Necesitamos una figura que nos guíe, que nos conduzca. Pase lo que pase. Ese es el espalda platea

pagar el precio

un caballero lo sabe Es algo muy importante. Vital, crucial. Tanto, que no se puede decir a nadie. Yo lo contaría de la siguiente forma: Todo hombre, que sea un señor, lo sabe. "Hay que morder el lóbulo de la oreja". Podemos ponernos en la situación en que la joven esposa es primeriza. Y espera... expectante. Por mucho que se sepa o las sensaciones que tenga... El marido se acerca a ella. Tal vez este hombre que ha elegido, será un caballero, un señor.  ¿O un rufián? Si se es un caballero, esa primera vez el hombre “debe morder el lóbulo de la oreja de su amada”. Ese dolor, distrae del otro dolor. Y después, se quiere seguir. Muchos no lo saben. Hay quien irá con cuidado y entrará suave. No creo que eso sea realista. Que el blanco y negro, está muy bien. Es una escala de grises.  Para estar aquí. Aquí.  Frente a tu esposa, donde se asienta un saber antigüo.  Está muy bien. Pero donde hay qu

noche de san juan

Lo que te diría... Supongo que tienes dudas. Mi psiquiatra me dijo que para saberlo, hay que probar. Como mujer, te diría “Que hay que hacer, lo que hay que hacer”. Pero como persona. Cuida tu esencia. Haz lo que sea, o no lo hagas          ¡Qué importa!          Pero que tu esencia no sea dañada. Cuida tu esencia. Ahora, como alguien de cuarenta y seis años. Yo no sé qué edad tienes...        Pero la edad que tengas, solamente te va a durar, un año. Y eso se pasa. La gente unas veces dice una cosa, otras veces dice otra. Hay que respetar lo que la gente respeta. Yo te veo, y como que te daría un beso. Y después ¡qué será! La verdad es que lo que importa, no es lo que dirán de ti dentro de veinte años.         Sino, cómo te sentiste. Tú tan solo cuidate, y aquí citaría la frase de Braveheart, más o menos.  Que sería: “Ten el valor de escuchar tu corazón”. Abrazos, corazón. PD: Ayer lo comen

¿cara o cruz?

Me gustaría decir cómo lo siento. Tengo cuarenta y seis años. Toda la vida he sentido que yo no estaba en mi sitio. Pero lo he ido llevando. Terminé formación profesional.  Con una depresión grave, por ansiedad. El caso es que siempre me han ayudado. Y yo no estoy seguro de porqué.  Supongo que las personas nos ayudamos. Aunque siempre me ha costado que se me viese. He ido tirando. Depresión, catatonia. Un par de brotes... y mucha terapia. La terapia es como decir “Yo no sé qué pasa, pero que alguien me lo diga”.  Sea como sea estamos aquí. cara o cruz La sensación es como tirar una moneda al aire. Sabes que la moneda tiene una cara y una cruz. Sabes, por lógica, que si tiras la moneda al aire, tiene que sacar por fuerza una de esas dos caras. En una ocasión mi psicóloga me dijo que yo lo había intentado pocas veces. Y era cierto. Hace poco, por facebook, esta misma psicóloga me hizo un comentario y

no es tan difícil

Tampoco es tan difícil de entender. Me gusta. La quiero. Me he enamorado de ella. Soy marica. Muy marica.

ya sé lo que pasa

Uf, las mujeres molan. Están muy bien. Para el sexo no estoy segura, creo que no estoy segura. Para el sexo. Pero la verdad es sí que son una pasada.          Es raro. No. No, tampoco lo entiendo. Creo que la imaginación me lleva a recordar, de niño. Recuerdo cómo yo estaba por allí, cerca de las paredes. Y tenía aprensión, supongo.          Miedo. No estoy segura de lo que sentía. Sea como sea, me sentía muy vulnerable. Y necesitada de protección. Yo sé que las mujeres han cambiado. Ahora salen valientes y decididas.          Pero en aquellos tiempos, como ahora, supongo... pero entonces salían menos. Necesitaban tener más permisos para salir. Y yo tenía mis necesidades. Eso no lo había comprendido nunca. Mis necesidades, son de índole femenina. Resulta que toda la vida he tenido sentimientos de ese tipo.          Creo que siento algo. Pero ese algo, yo tenía razón en parte, es para la luna. En realidad de eso se trata. La lu

la flor del manzano

taller de textos Escucha, escucha Maestro. Nadie puede mejor que tu, descubrir la verdad. Nadie más que tu tiene el oído tan fino como para descubrir la verdad. Ese corazón anhelante, se aturde con sus propias palabras. Nadie en el reino de los elfos tiene el poder que tu sí tienes. El gran mendicante, el buda, dador de luz y vida decía, tu haces tu camino. Y escuchas por doquier. A donde vas, te siguen multitudes, pero tu no sigues a nadie, salvo a tu corazón. Nadie, y todos. Cada evento es una nube que  pasa. Una luz fugaz en el firmamento. Vives, de eso se trata. al final todo se trata de vivir, ¡oh, vida!  Y ese descubrimiento has de hacerlo tu mismo. Guiado tal vez, hasta las puertas. Pero traspasa el portal, mi querido Maestro. Cada mañana el sol se pone en un remoto lugar. El sol sale, cuando en otro muy lejano lugar, se pone el astro rey. ¿Quién lo entiende? Pues el astrónomo y el poeta lo entienden, cada uno a su modo, y cada uno según su prop

integrar o desintegrar

Cuarenta y seis años. Con esa edad cada uno de nosotros se ha metido en algún que otro berenjenal. Si algo tengo claro es que con la edad lo que se gana es que se sabe mejor lo que se quiere, También sucede que si has perdido batallas, y has sido quebrado... las veces que sean, tienes la opción de volverte a levantar. O bien, vas y te quedas. Que muertos en vida, hay muchos. Pero la vida no debería ser así. El chasis aguanta. Y el espíritu, que se encuentra dañado, debería tener una cura. Siempre desde el corazón. Claro que alguna de esas cosas que se tienen hechas con cuarenta y seis, tal vez te hayan permitido echar un vistazo, un vislumbre, a otra cosa. Un modo distinto de hacer las cosas. Esto no es ninguna tontería. Te puedes pegar una peyotada, y ver mucho en muy poco tiempo. O te puedes tomar una pastilla mágica, o la planta mágica de turno. Y sí, se tienen vislumbres. Y si has pasado por una enfermedad mental, tal como es mi caso, pues, eso sign