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para existir no hay que hacer nada



WE 8-11-2017
19:00 Horas.

Vale, hablemos de pensamiento cuántico. Es como hablar de cualquier otra cosa.
Tengo la curiosa sensación de que me pica todo el cuerpo. Supongo que es normal. Y como nadie va a leer esto, más vale que me relaje.
No creo que el pensamiento cuántico sea algo que se de por casualidad. Más bien es algo que se da por causalidad. Es decir, está pensado así, es un proceso natural del cuerpo. Todo organismo evoluciona.
Pero no nos llamemos a engaños. No es mejor ni peor. Si acaso, es más adecuado.
Lo suyo sería ahora citar un libro cualquiera, a poder ser santo. Las personas creen que si se ha escrito algo, tal vez haya mucha gente que lo ha leído, y en consecuencia, estén de acuerdo.
Ver la letra escrita tiene una magia especial. La letra son símbolos. No pasa nada. Utilizar la escritura nos ha salvado de vivir en las cavernas. Ahora vivimos en colmenas de abejas. Pero muy recuadraditas.
Si es que tenemos vivienda. Se trata de vivir al fin y al cabo.
En todo caso, vivir en un lugar u otro, es igual. Hay un secreto y no va de dinero. Si bien el dinero es algo que está en la ecuación, puesto que cualquier cosa que exista tiene que poseer una medida de energía. El dinero en metálico o electrónico, no sirve de nada a menos que refleje una realidad en cuanto a valor y nivel de energía.
Es un hecho que valoramos lo que pagamos y nos cuesta. Y el premio que nos toca en un sorteo que hacemos, desde nuestro trabajo en horario laboral, nos lo gastamos en una cena de empresa con los compañeros, a la salud del agraciado. ¿Qué es el dinero si no?
Es algo brillante. Luminoso, nos da alegría. ¿No es acaso una forma de energía?
Cuando trabajamos, lo hacemos por dinero. Para poder comprar comida y otros utensilios que nos permitan vivir. Después podríamos entrar en eso de qué es vivir. Pero creo que eso, esa reflexión de qué es vivir, tienen que dilucidarla ustedes por sí mismos.
En realidad, el secreto que está a la vista de todo el mundo, es la vida misma.
No me refiero a la vida biológica en concreto, más bien es la existencia misma.
Hay que celebrar la existencia.
Hemos pasado hace poco la fecha en que se honra a todos lo difuntos. Ya se ve venir las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Yo creo que el planeta está, claro está, lleno de ciclos. Y la vida, la existencia, se mueve en ciclos.
¿Por qué tememos la muerte? Todos morimos. ¿Qué tiene de especial? En realidad, la muerte es la culminación de la existencia.
Alguno podría decir que vivimos para morir. Yo no estoy de acuerdo. Si bien la muerte se lleva todo lo viejo para que la existencia, ...vaya renovando “existencias”; como cualquier almacén renueva sus artículos, para la venta a los clientes.
Yo digo que venimos a la existencia a existir. No es otra cosa.
Aquí podría terminar esta entrada. Porque no necesita más explicación. No hay premios ni castigos.
Tal vez tengamos que cumplir unas normas de buena conducta y regular comportamientos, si alguien sale raro.
¿No sería ideal que cada uno de nosotros supiera cuál es su lugar en la existencia?
Me estoy buscando a mí mismo, a mí misma. Eso se decía hace tiempo. Ahora nos hacemos un retoque, donde sea.
Hacernos un retoque no deja de ser un símbolo. Tanto como lo es la escritura. ¿No es todo información?
La energía es información. Y existe. Yo no sé si la existencia termina. Me refiero al conjunto. Al cosmos, al universo. Es una de esas cuestiones filosóficas que vale para matar por ella. Y ya nos matamos por cualquier tontería.
Einstein decía que la pregunta que deberíamos hacernos es si el universo es amistoso o no.
Pues de eso va todo. El universo tiene que ser amistoso, o no ser nada en absoluto.
El universo existe, y la misma existencia es algo que no tiene explicación. Bueno, sí. 
     Alguien la jodió, porque venimos a vivir aquí y no paramos de fastidiarnos. Ya te vale.
Pero el universo tiene sus mecanismos debidamente planteados. Aunque estemos empeñados en hacernos las cosas difíciles, de lo que se trata es de que existimos.
Existimos y todo es información. Pero cuando se vive de un modo polar, solamente vemos los colores que nos convienen. 
Es decir, desde un punto de vista polar, solamente vemos lo que precisamos para nuestra supervivencia.
Y ya.
Eso nos ha traído hasta aquí. La lucha por la supervivencia, nos ha salvado el culo. Por así decirlo.
Ha servido y está bien. En realidad era de eso de lo que se trataba. Hemos preservado la existencia, hemos preservado la energía, la información.
Existimos.
¿Venimos para matarnos unos a otros?
Eso debería ser fácil de responder. Y sin embargo parece que no terminamos de comprender.
Hasta ahora primaba el pertenecer a un clan. La tribu de nuestro linaje debía subsistir. 
Es lo lógico. Y es normal que si teníamos que transmitir la información genética, peleáramos porque fuera la nuestra y no la del vecino.
Ese puto vecino que se pasa toda la noche escribiendo en el ordenador. ¡Qué pesado!
Bueno, ya vale. Hay que dejarlo estar un poco. Yo diría que un día deberíamos plantearnos unas prioridades. Y ahí volveríamos a estar en un mundo dual.

Quiero dejar una cosa muy clara. No hay prioridades.
La vida es ante todo la existencia. Y eso supone vida y muerte. Y muchas cosas por en medio, espero.
Pero aunque se trata de hacer todo esto interesante, deberíamos ya pasar a otra fase.
Es decir, que no nos compliquemos tanto la vida.
La existencia es existencia. Y es existencia sin condiciones.








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