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de vuelta


viaje de vuelta en bicicleta

Jueves 30-11-2017
12:47 Horas.


Ayer tuve, bueno, me puse psicótico. No hay mucho que decir. Luché. Eso está bien. 
       Supongo que esta batalla o lucha, es algo de todos los días. No se trata de ir al hospital a molestar a nadie. Se trata de asumir que yo pueda llevar mi vida adelante. 
      Ahora tengo a mi madre, que viene a recogerme. Pero cuando ella no esté, voy a tener que sacar las castañas del fuego yo mismo.
Supongo que no hay recursos, pero tener una webcam para poder hablar con alguien, sería una pasada.
Supongo que no voy a poder hacer nada. Es decir con mi vida. Siento que no puedo hacer nada con mi vida. Estoy cansada y con sueño. Y no tengo nada que decir.
Tan solo que luché y me mantuve hasta que llegaron a por mí. Joder, estoy jodida.
Este viaje, y cuando digo viaje, me refiero precisamente a eso, a un viaje. Pude constatar que no hay nada más. 
Hay ahí delante un espacio que está vacío. No existe. El pie humano nunca ha pisado ese lugar. Y para pisarlo, ese lugar tendría que ser, tendría que formar parte del ser.
Pero ese lugar no existe. Para ser, para existir ese lugar tiene que ser llenado con palabras, con alguna historia. 
La realidad está hecha de palabras e historias que tejen esa misma realidad.
Ese espacio que está enfrente mío, no existe porque allí no hay ninguna historia que le de alcance. Y si no llego allí, no sabré lo que es estar completo.
Pero he tomado la decisión, soy enfermo. Creo que eso es lo que debo ser. De algún modo, se trata de eso. 
Tengo que escribir desde la enfermedad. Yo no tengo madera de guerrero ni de héroe. 
       Soy una persona enferma y eso le da sentido a mi vida. En cierto modo.
Me gusta delegar poder. Ceder los mandos de mi vida a otras personas. Estoy hablando de que puedo entrar en estados de disociación que me pueden dejar tirado. No creo que eso lo pueda solucionar yo sólo. 
Llego hasta cierto lugar, pero no puedo pasar de ahí.
Este viaje, pedí ayuda. No me quedé con la cama. Si bien me quedé en inmovilidad. Cuando vinieron a por mí, hice todo lo posible por reactivarme. Y fue duro porque llevaba varias horas de catatonia. O por lo menos de inmovilidad.
Temas como la amistad y la pareja cobran mucho sentido cuando estoy sólo. He buscado la soledad, soledad a ultranza diría. No me arrepiento. Es decir, es mi elección. Supongo que vivir sin tener a nadie no es el modo perfecto de vivir, pero es lo que tengo.
Y he elegido ser enfermo. Supongo que no importa mucho desde dónde se parte. Estoy en la enfermedad. Parto desde ahí. Pero recuperar la salud, no entra dentro mis planes. Esa zona inexistente por carencia de historias, se va a quedar en el vacío. Creo yo.
Pienso que mi tarea es, me identifico más, con la parte enferma. Trabajar desde la enfermedad puede hacer que tal vez un día sane, o no sane. Realmente el final no importa. 
Tengo casi cuarenta y siete, y la frontera de los cincuenta está ahí mismo. Parece que vaya a ser una cuesta abajo de pánico. Pero me gustaría poder apretar el freno del manillar y poner algo de control a ese loco descenso en bicicleta, hacia ninguna parte.










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