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no sabemos la hora

en que nos tocará con su blanco dedo...


Viernes 1-04-2016
19:47 Horas.

Estoy de vacaciones, soy un privilegiado.

Bajo la escalera y siento que no hay una frontera entre mi casa y el vecindario.

Disfruto de una agradable sensación de pertenencia a la comunidad;



hasta que me encuentro con los vecinos, y me entran ganas de mandarlos a tomar por culo.

De un modo inconsciente cambio la bombilla del primero,

mientras aparto a los vecinos que tratan de molestar lo más posible. Son gente mayor:



“A ver si se mueren, antes que yo”.





Fuensanta se mira circunspecta.

Ella sabe que no le quedan muchas primaveras.



Pero la incertidumbre con la que la muerte cubre,

con su arcano manto,

la hora de ese aciago momento, ocultándolo,


hace que no me remuerda la conciencia.

















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