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el sanador herido









EL GUERRERO ESPIRITUAL

Viernes 1-07-2016
20:54 Horas.



Hace años, he perdido la noción del tiempo, acudí a una terapia. Para mí era una más. Suelo meterme en berenjenales, pero es cierto que no pienso en si saldré de ellos con bien.

Decía Louise L. Hay, que llegamos a un acuerdo con los médicos. Nosotros les decimos que nos tomaremos su remedio, y ellos nos cobran por ello. Después Cada uno sigue con su vida; normalmente al remitir los síntomas agudos, ya se va dejando el tratamiento. Me siento mucho mejor.

Sí, hay muy buenos médicos.

En esta ocasión, sería como en otras ocasiones, pensaba. Creo que en realidad yo lo que quería era pegarme mi “chute” de terapia. Una dosis de emociones fuertes, y seguir con mi vida. Más o menos, las terapias al final vienen a ser como los médicos.

Sí, hay muy buenos terapeutas.














En alguna ocasión había oído que algunos terapeutas dan unas pautas, y después cada uno se lo trabaja como puede. Este no era el caso. Este “guerrero” en ningún momento me dijo que íbamos a dejar de vernos. Y yo pensaba que la cosa iría así, cada pocos meses.

Nunca me lo dijo. Se lo dijo a mi madre, que las primeras ocasiones vino a acompañarme a la consulta. Y tengo por costumbre no terminar de creer lo que diga mi madre. ¿Quién puede darle crédito? Es mi madre.














Pero bien, sí, este “sanador herido” me dio las pautas. Todas concretas, precisas; parecía que cada ejercicio que mandaba era consistente y probado. En una ocasión nombró a un terapeuta inglés. Lo pronunció muy bien.

No entendí el nombre, pero sonaba tan bien pronunciado que estuve tentado de hacérselo repetir, tan solo para volver a escuchar, y disfrutar de tan buena dicción inglesa.

Bien, tengo en mente otra cosa. El motivo de ponerme a escribir ahora es. Siempre escribo para solucionar algún problema que tengo. Tal vez por eso siempre escribo mal. 

        Cuando empecé a escribir un blog, de varios que tengo ya, lo que hago es soltarlo todo. Al principio empecé a escribir acerca de Claudio Naranjo. Y fue para llamarle de todo menos guapo.

















La verdad es que esta vez me encontré a todo un guerrero. Un sanador que me dio unos ejercicios que sí que ejercieron unos efectos, que sí, han pasado. Pero han sido tan significativos que no pueden obviarse.

Pero el dato que me ronda la cabeza es algo muy concreto.

En una de las sesiones en las que vi a este hombre, hizo un comentario que nunca había terminado de entender. 

Me dijo que me veía sentado, como tomando algo. Así, tranquilamente sentado.

Todas las instrucciones que me había dado eran muy concretas, por lo que una observación tan sutil no me hizo mella hasta mucho después.

















¿Sería ese comentario parte de sus instrucciones? No terminaba de cuadrar. Tenía que ser algo que debía hacer. Una instrucción, como el resto de ejercicios que me había dado.

Parece que había una verdad muy concreta en esa afirmación. Estar sentado, así como tomando algo.

Parece que es habitual en mí el tener esa actitud. De hecho, hace varios días, pocos, estaba yo aquí sentado, tocándome los huevos. Para variar.

Caí en la cuenta. Cuando sucedieron las cosas importantes de mi vida, yo estaba sentado.

No importaba que la casa se me cayera encima. Yo simplemente me sentaba.
















Mis abuelos se sentaban.

Por parte de los parreños mi abuelo hacía más cosas. Las figuras paternas en mi vida han sido mis abuelos. Mi padre no cuenta.

Mi padre ha querido a sus hijos. Punto. Eso tiene que bastar en lo que a él concierne.

He tenido la suerte de tener en casa a la figura de mi abuelo, formando parte, integrado en la familia.

No puedo agradecer eso demasiado. Siempre será poco; por mucho que en su día no lo valoré, supongo que porque yo ya estaba bastante idiotizado. Yo tenía mis cosas.

Pero el caso es que mis dos referentes masculinos se sentaban. Tal como se sentaban los hombres de una edad.

Y yo me sentaba, me siento. Más o menos con esa misma postura.

A nadie le importaba que pasase de cuatro a cinco horas delante de la televisión. A veces más.

Vivimos la vida por lo general en modo automático. Y cada familia ha venido a esta existencia a sanar, o tratar de ponerle solución a problemas ancestrales.

Claudio Naranjo decía que nos pasamos una enfermedad de una generación a otra. Y es como estar enfangados. La vida se puede volver bastante pesada de tanto que llevamos arrastrando de una generación a otra.


















No se trata de hallar al culpable. Simplemente es así. Y la solución intuyo que es individual, por mucho que podamos servir de ejemplo unos a otros. 

         Somos espejos.

Parece que yo, mi “solución”, fue, o ha sido, el quedarme sentado. Pensando.

Ese ha sido mi modo particular de afrontar mi propio conflicto vital. O no vital. Ese ha sido mi “modo”.

No está bien ni mal. Ha sido mi solución particular. Y supongo que seguirá siendo así, hasta cierto punto. Con cuarenta y cinco, si me gusta sentarme, me siento. Moscas, hay.






















En cuanto a este hombre.

Su guía y la de su esposa, han sido tan significativas, que siento que tal vez yo haya fallado. Que realmente yo les haya fallado. Tal vez no he llegado tan lejos como podía esperarse.

Puede que digan que “yo me he fallado a mí mismo”. Sería típico de él.

Un guerrero de la luz, le llamaría. Un guerrero espiritual.

Pero el ser espiritual no tiene nada de “bonito”, ni de florecitas ni nada así. La parte espiritual tiene unas leyes, causas y efectos. Y hay una tecnología que puede ser usada, y se usa, para quien pregunta.

Joder, y yo voy y me acerco a estas personas. Ya digo que no sé para qué coño me acerqué.

Al final, lo que hacen es devolverme la pelota. PONER LA RESPONSABILIDAD EN MIS PROPIAS MANOS.














Que terapeutas buenos, los hay.

El caso es que puedo dar fe que hay personas que las conoces, aún por poco tiempo, y no me han dejado indiferente.

















Siento que no puedo comentar los ejercicios, y las percepciones. Me gustaría "describir cosas trascendentes". Pero no  puedo.

Tal vez solamente acostumbro a escribir de cosas que necesito integrar. Y suelen ser pasajes muy concretos. No se trata de hablar bien de nadie. No es eso ahora.

Tan solo decir que sí que, estas dos personas, poseen unas técnicas que funcionan.

Siento que en mi caso, su incidencia ha sido, por lo menos, digna de mención.

Con mis miedos a afrontar la vida. Pensar que existe la posibilidad de recuperar la salud... puede resultar aterrador.

Ahí se encuentra la encrucijada.
















Constato que es cierto que los médicos a título individual son unas personas sobresalientes.

Pero la institución médica no está hecha para sanar.

En caso de la psiquiatría, claramente no cura. Mantiene estables a "los enfermos". No es función de los psiquiatras curar. Sino medicar, y mantener estables a los pacientes.

Hasta ahí.

Y tal vez los pacientes, tampoco anhelemos la curación. Tan solo sobrellevar los síntomas agudos de la enfermedad.

Es una vereda difícil de transitar.

A la mayoría nos basta con tomarnos la pastillita azul.


























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