Ir al contenido principal

el envite

Martes 7-02-2017
21:05 Horas.

Je, je, estoy recordando una conferencia que dio Claudio Naranjo, de esas que se ven en youtube...

El hombre, Claudio, decía algo así como... ahora, voy a visitar a un chamán. Es de la tradición “yoruba” (o algo así, dijo). Este tipo de chamanes manejan un tipo de chamanismo de tales características...

Yo recordaba la sensación propia, al escucharle, de que Claudio hablaba con total naturalidad. Es decir, a ver si sé explicarme.

Parecía hablar de que al terminar la conferencia, salía al bar de la esquina a tomarse un café con el amigo que alguien le había presentado, y que hacían muy buenas migas...

Bueno. Yo a Claudio lo conocí muy poco, y casi me mata. Es decir, yo estaba trágicamente enfermo me calificaría. Tan enfermo, que Claudio tuvo que jugar lo que en ajedrez se llama “una jugada forzada”. Era eso, o eso.












Se puede argumentar que un copo de nieve no cae por accidente. Claro. Pero resulta que los accidentes ocurren. Y eso no quita que pese a lo accidental de la naturaleza, las flores siguen floreciendo. Sí, las flores nos muestran su colorido.

Pero si volvemos a lo que sucede con un encuentro entre chamanes, tal y como lo es Claudio Naranjo y el chamán de aquella poderosa tradición; allí no habían quedado para tomar café.

Una persona no va a un chamán para hacer las presentaciones y saludarse. En ese tipo de encuentros, uno se mide con el otro.

Pero yo no sé nada de eso, afortunadamente. En el nivel en el que me muevo bastante tengo si salgo alguna vez a tomar algo, con algún amigo, y consigo pagar yo. Hay normas socialmente aceptadas. Normas fuertemente establecidas, y firmemente integradas desde la temprana infancia.













En ese sentido yo siempre comparo las manadas humanas y las manadas de lobos. Nos hemos llegado a hacer amigos de los perros, descendientes domesticados de los ancestrales lobos, porque tenemos unos valores sociales, muy, muy parecidos.

En ambas sociedades, humanas y lupinas, no sé si uso la palabra correcta. En ambas sociedades se tiende a establecer un líder de la manada, junto a su consorte. Y el orden natural dentro de la manada tiene unas ciertas normas. Un status quo.

Estoy seguro que en una reunión de chamanes (Claudio y otro), pues hay unos “envites”. De igual modo que en el bar, "el Emilio, suelta una”, y los demás se ríen.

También puede pasar que "el Emilio" suelte una de las suyas y otro “supere y arrastre”. Cualquiera que juegue a una partida de algún juego, puede notar esa especie de tirones, invisibles, pero no por ello menos certeros. Atribuidos al azar, tal vez.

Sin embargo, sabemos, porque lo olemos, que hay personas que saben jugar. Tal vez sea el hacer el “envite” en el momento adecuado, la suerte del principiante. Ahí hay algo de magia. La magia responde a unas normas no escritas, pero a veces sabes “que huele mal”. En ese caso, es que la magia no es muy limpia.















Yo estoy agradecido.

Conocí a Claudio Naranjo, que no charlé con él ni nada. Pero lo vi. Estaba ahí. Y él hizo un trabajo impecable. He de decir que doloroso también. Pero yo no me arrepiento. Lo doy por bueno.

Mucho tiempo más tarde, por aquí, por mis inmediaciones; Tuve la gran suerte de conocer a un sanador, que ya empezaba a tener una merecida buena fama. Y este sanador parecía haber recibido formación de Claudio Naranjo.

Conocer a este nuevo sanador, y que pasase por mi vida, es algo que valoro mucho.

Pero el hombre era impaciente. Sabía mucho. Eso es una bendición, pero a este sanador en concreto, su fortaleza era su debilidad.















Eso no es grave, de hecho es lo que nos sucede a todo el mundo. ¿No tiene mi hermano Rafa la virtud de saber olvidar? ¿No ha sido ese su mayor defecto? Realmente lo que cuenta es que al final salimos adelante y vivimos.

Vivir no es nada si no se vive con conciencia. Eso los chamanes lo saben. Tal vez por eso su historia personal suele desaparecer, de algún modo. Sí, olvidar es una bendición a menudo.

Otros como yo, no podemos dejar de recordar. Y es una lástima. La mayoría de las personas pasamos toda la vida, recordando y lamentando lo vivido, o lo que no se ha vivido.

Yo tenía una maceta. Se me secó. Parece que sea una tontería, todas las macetas se me secan. Yo no sé.

Creo que tengo bastante asumido que unas plantas echan flor y otras no llegan a florecer.

Querer que florezca una flor, es como pegarle pequeños tironcitos: “¡Crece, crece!”.

Eso no es malo.

Yo tengo mi historia personal, y hablo desde mi ego. Tengo un gran ego. Intentar las cosas no es malo. Es bueno.

Pero ya lo dice el refrán: “El infierno está empedrado de buenas intenciones”.
















Comentarios