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ajustar la medicación



Hacer la compra así es imposible

y no tengo nadie que me ayude



Mientras el psiquiatra mira o no mira mi situación, temo que voy a ir por ahí causando una mala impresión.

Miércoles 4-10-2017
14:07 Horas.

Esto pasa a veces, pero mi psiquiatra creo que no lo ve muy a menudo.

La medicación normalmente funciona de modo que de lo que se trata es de mantener una estabilidad. De hecho, los veteranos dicen, la medicación no se toca. 
Ni para subirla ni para bajarla.

Es cierto, tocar la medicación puede ser complicado.

Sucede que yo me meto todo lo que pillo. Dentro de lo ajustado de mi presupuesto, si veo que puedo hacer algo, lo hago.

Ya me encontré en una ocasión, hace tiempo, haciendo un curso de jardinería, que cuando terminaba me sentía que al llegar a la ducha tenía ganas de golpear las paredes. 

       Se me estaba haciendo muy complicado hacer la compra. Lo de hacer la compra y encontrarme con gente en un entorno cotidiano siempre me ha resultado complicado.

Bueno, en ese momento me resultaba más que complicado. Tenía un enfado bastante grande.

Tuve que decir en el curso que me encontraba mal, el profesor, Moisés, no se lo creyó del todo. Yo seguí durante un tiempo con este estado de ánimo.

Hasta que en una visita al médico de cabecera se me ocurrió comentar que “siempre estaba enfadado”. El médico de cabecera me dijo que se lo dijera al psiquiatra. Que eso había que mirarlo.

El psiquiatra me bajó la medicación de 15 a 10 miligramos de mi medicación. Y se me pasó el enfado.

No es que me solucionase la vida, pero ya pude más o menos hacer la compra.

No entiendo cómo una medicación que está para ayudar a mantener una estabilidad, puede afectar de ese modo, que haga que esté todo el tiempo enfadado.

Mi vida no es gran cosa. Es cierto, mi vida no es que tenga mucho de lo que presumir.

Pero ayer me puse a escribir, encontré algo de material que noté que era sensible. Fue un poco como sumar dos más dos. ¿Qué daba? Pues cuatro. Los puntos seguían una pauta.

Y hoy ya me he encontrado que no tengo grandes motivos para estar enfadado, pero siento todo el cuerpo caliente. Y me parece que no presento muy buen aspecto.

Ahora estoy trabajando en un lugar distinto, dentro de la misma empresa. He tenido algún problema de salud al volver de vacaciones. Las vacaciones me sientan mal, por lo visto.

Y ahora que he logrado encontrar un cierto sentido a unas ideas, me encuentro de nuevo con que siento este enfado.

Tengo bastante claro que este enfado no es mío.

Tengo miedo de que en el trabajo me cojan manía, por presentar demasiados problemas. Ya he entrado a ese trabajo para solucionar cuestiones relacionadas con el estado de ánimo.

Es decir, esto es la solución. Y si ahora se precisa bajar la medicación, es que se ha acertado con este cambio de puesto en el trabajo.

Pero mientras el psiquiatra mira o no mira mi situación, temo que voy a ir por ahí causando una mala impresión, con todo este calor en la cara.

Todo por efectos secundarios de la medicación. Entiendo que por mi parte he ido trabajando mis propios problemas, y que voy bien.

Ahora le toca hacer el trabajo al psiquiatra y ajustar la medicación.

Antes de que yo salga perjudicado por tener una dosis inadecuada.

Creo que Jose María lo flipa.

Se llama así mi psiquiatra.

Diría que para mí hacer la compra, esta semana, no como. 
De espaguetti y arroz hervido también se vive.













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