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hay dos registros


nos manipulan desde la dualidad


Miércoles 14-02-2018

Me considero bastante burro. Y a los burros hay que darles con el palo.

O tal vez presiento que en el último minuto he tomado una decisión. Podía haber tomado dos vías. Es una locura.
¿No sucede a veces que vemos el camino recorrido y podemos reformular un determinado recuerdo, desde una perspectiva distinta? O tal vez tan solo complementaria.
Tengo la impresión de que un mismo guión puede ser leído de dos modos distintos. No se trata tanto de que las personas seamos complejas, y tengamos “capas”. Es broma. Las cebollas tienen capas. Los pasteles tienen capas.
Está claro que todo tiene distintos niveles de comprensión conforme se madura una idea. Pero qué pasaría si a nivel de supervivencia estuviésemos programados para funcionar desde la dualidad.
Tal vez nuestros cuerpos físicos tengan dos sexos. Ahí no hay mucha vuelta de hoja. Solamente hay dos tipos de matrícula. La farmacia, el canario que se escapa, sea lo que sea. Tan solo hay dos partes bien diferenciadas. 
Para la supervivencia es esencial que las cosas permanezcan lo más cerca posible de una adecuada dualidad.
Y desde la dualidad se nos puede manipular.
Tan solo se trata de que comienzo a pensar que no hay tal manipulación. No existe la manipulación.
La naturaleza nos dispone justo donde debemos estar. Y nosotros si llegamos a un entendimiento, pues nos dedicaremos a experimentar lo que sucede. Algo similar a como funciona el reiki, o al canalizar.
En reiki o al canalizar, uno debe dejar paso a lo que surge y poner a un lado al ego. Es también un tanto zen, ese sentimiento de “deja que ESO se haga”.
Gurdjieff tenía muy claro que a sus discípulos, los primeros cinco o diez años de aprendizaje, había que machacarlos con un “TÚ NO PUEDES HACER NADA”.
Y es que no se puede hacer nada. A un cierto nivel, todo sucede, y tan solo puede ser de ese modo.
En el libro “El poder de la intención”, parece que en algún lado dice que donde tenemos el libre albedrío es en si conectamos, o no lo hacemos, con la fuente.
Una vida conforme a la naturaleza entonces, diría que basta con moverse desde la dualidad o la polaridad.
No hay manipulación alguna. Se trata de pura supervivencia. De mantener las cosas como están.
Todo pasa por mantener el sistema. Ese es el proceso natural. Todo lo que hagamos va a tratar de que nos movamos en una polaridad o una dualidad. A todos los efectos es así. No hay manipulación externa.
Hay consentimiento.
Es duro de aceptar, pero estamos donde debemos estar.
Aceptamos, concedemos y cedemos nuestro poder a otros. Yo lo experimento cada día. Cualquiera que observe las relaciones que se establecen en un grupo, puede ver que todo se organiza de un determinado modo.

Tengo que decir que en mi infancia viví muy de cerca la sensación del “quiero hacer” frente al “no puedo hacer”. La concepción de que en realidad no podemos hacer nada, yo la he vivido en mis propias carnes muy pronto.
A ese nivel, yo creo que elegimos una serie de estrategias. No se trata de que vengan dadas por nada.

Me resulta un poco absurdo ahora que me paro a pensarlo. Yo diría que hay varios registros de experiencia. No se trata de que seamos seres complejos, y tengamos capas.



Es más sencillo, tiene que ser muy sencillo. Tan sencillo que nos pasa desapercibido. Y de hecho, creo que si se nos presenta con cierto grado de “excesiva claridad” nos resulta ofensivo.
Al burro se le puede ofrecer una zanahoria, para hacer que ande.
Pero también se da el caso, y es justo que así sea, que la zanahoria se le meta al burro por el culo.
Y eso, no sería nada del otro mundo. Pasa todos los días. 
Pero elegimos ver las cosas desde la polaridad.

Tengo muy claro que tengo, ya los cuarenta y ocho años. Y que la primera lección que aprendí en la escuela (yo hice la E.G.B.) fue que:
“Los chicos con los chicos, las chicas con las chicas”.

Es algo que me causa un malestar muy sano. Saber que para que un hombre se sienta más hombre, lo que hace es irse con once tíos sudorosos a jugar al fútbol en su tiempo libre.
Y que las mujeres “hagan la tarde” en la cafetería, al quedar con las amigas.

Sé que hoy en día la tele nos vende que hay algo muy bueno en ser gay. Solamente digo gay, vale. Pero se trata de que hay tanto donde elegir, que parece que todo vale.
Y es así, vale. Es muy cierto que vale. Yo misma, ahora que es catorce de febrero de 2018, no tengo muy claro si soy hombre, mujer, gay, o marica.
Me gusta la palabra marica porque es como empezó en el cine. Las películas en blanco y negro de Alfredo Landa. Simplemente genial. 
      Un marica rodeado de ropa, diseño y mujeres. Todo presentado muy divertido.
Así se empezó a presentar una homosexualidad a la sociedad. Y está bien. Se empieza poco a poco. Y a día de hoy hay mucha variedad que se acepta de un modo u otro.

Yo tan solo haría una reflexión o dos, respecto a la supuesta manipulación.

El “No-ser”, es el comienzo de Cielo y Tierra,
y el “Ser”, la Madre de los seres individuales.
El camino del No-ser
lleva a contemplar la maravillosa esencia,
el del Ser,
a contemplar los espacios limitados.
Originalmente, los dos son uno,
Su única diferencia radica en el nombre.

- Extraido de, Tao Te King. Lao Tse. (Versión de Richard Wilhelm).

Diría que la naturaleza puede dar un adecuado tratamiento al proponer dos opciones. Pero observemos con atención, porque veo polaridades por todos sitios.

Hombre-Mujer.
yin-yang.
Gobierno vertical-Gobierno horizontal.
Gobierno de derechas- Gobierno de izquierdas.
Equipo de fútbol, los de siempre...

Atención ahora:
No puedes hacer nada, 
frente a:
Tienes todas las posibilidades.

Es una manipulación. Una manipulación solapada, tan solapada que está a la vista de todos. 
¿Qué le vamos a hacer?
Es una polaridad. Se nos manipula desde tener una sola opción.
Las cosas son así; contra la opción, tu te mereces tenerlo todo.
Toda la variedad y dispersión.
Es otra visión dual.

Yo que soy muy de Víctor Brossah, aunque debería visitar más a menudo galería la linea, diría que la verdadera libertad no está en si a uno se le manipula o es uno el que cede o delega el control en otros.

Se trata de que debemos ser conscientes dentro de este juego.
Seguir las reglas, que para eso estamos aquí. Pero saber que a cada momento, ante los demás, sea el nombre que sea que le demos. De lo que se trata es de recuperar nuestro poder.
Recordar quienes ya somos. Que la verdadera libertad está en saber quienes somos.
No vale pensar que hay una ley de lo que sea, que te va a hacer millonario, porque funciona así.
Realmente, es cierto, la ley funciona. De hecho se trata de eso.

Pero aquí hay que hablar que el sistema funciona para mantenerse a sí mismo. Y es totalmente legal que sea así. Las reglas son esas.

Pero cada uno pone su conciencia en lo que hace, si quiere o no quiere conectarse, con la intención, con la Fuente,

O tal vez, sea “Conócete a ti mismo y...”
Dentro de conócete a ti mismo, asusta pensar. Asusta mucho. Demasiado. Que por naturaleza podamos percibir la realidad desde dos perspectivas.
Parece que la dualidad debe estar firmemente establecida, de modo que el sistema se perpetúe desde la oposición.
Resulta ofensivo verlo desde otro modo.
Ahora que tenemos al burro... ¿por dónde lo de la zanahoria?

Es pura supervivencia. Cada uno debe ser consciente, recuperar poder, al recordar. Y elegir.
















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