Ir al contenido principal

hijo conveniente


mi abuela dijo que yo era niña


SA 2-12-2017
11:45 Horas.

Hace mucho tiempo, cada día que pasaba era interminable. Las horas eran horas,  y como cualquier niño sabe una hora dura un tiempo infinito si de lo que se trata es de esperar.
Los sueños eran importantes, pues un sin fin de aventuras esperaba. Pero lo que más quería era brillar, y que mis padres me viesen.
Pero ellos miraban hacia otro lado. Eran ese tipo de cosas que hacen las personas mayores, cuando están con otras personas mayores, y hay un vaso que se llena, o una taza de café que se vacía.
Parece que los asuntos de niños eran algo al margen. Sí que importaba, la familia era importante. Pero no creo que nadie contase por sí mismo.
Lo importante era sacar a la familia adelante. Era prioritario.
Hoy en día todo está tan adelantado, que a todos los niños se les trata como si sus necesidades personales estuvieran estudiadas. Hay parámetros. Todo se sabe y estudia, para que cada niño crezca “bien”.
Mi madre, como todas las madres, a lo largo de los tiempos, quería que su familia estuviese “bien”.
Así es como debe ser y ha sido durante... toda la vida. De todas las vidas desde que somos humanos. O quizá antes, ya las madres querían, que todo estuviera “bien”.
¿Qué dirán los vecinos?
Yo no tuve vecinos. Pero siempre hubo gente en casa. Y había que ponerse “bien”. Que no pareciese que fuéramos pobres. De solemnidad no éramos, claro. Pero justos, justos. Mis padres, sobre todo mi madre, se mató a trabajar.
Eran aquellos días. Aquellos tiempos. Había que sacar la familia adelante.
Pero no había lugar para excentricidades. Si algo se salía de lo normal, no se admitía. Yo dormía. Dormía mucho. Daba igual. Parecía que a nadie le importara. Y tenía esos sueños.
Pero el caso es que yo no podía afrontar el pisar el frío suelo, y todo lo que ello conllevaba. La vida. Afrontar la vida.
Creo que de eso va todo. No tanto de que yo fuera una nenaza, lo cual explicaría todo. Pero lo que tengo claro es que no podía enfrentar la vida. Nenaza o no.
Creo que siempre le he tenido miedo a mi madre. A las mujeres. Pero necesitaba tener una amiga. No sé porqué. Creo que eso viene del transgeneracional. Necesitaba una amiga. Y tener una amistad de amiga.
Cosa que como hombre, no podía tener.
Siempre tuve miedo de que pensaran que buscaba algo. Y tal vez era así, después de todo yo era chico. ¿O no era chico?
Yo solamente buscaba una amiga con la que estar. Amistad entre chicas. Pero yo era chico, creo. Era algo confuso todo.
Lo que sentía no tenía mucho sentido, así que fueron pasando los días, y después fueron meses y años. Y ha pasado la vida. Y ahora estoy enfermo. Y escribo.
Es raro.
Pienso que las generaciones de nuestros ancestros, hacen que pasen cosas. Pero somos nosotros los que debemos solucionarlas. ¡Alguien tiene que hacerlo! 
        Y es muy desagradable cuando no sabes de qué va la cosa. Y te afecta tanto, tanto. Sin saber que lo que sucede tal vez ni siquiera tuvo su inicio en mi vida.
Formo parte de un clan ancestral. Soy hijo de mi madre y de mi padre. Pero no soy un hijo deseado. Más bien mi madre decidió tenerme.
        ¡Tampoco es que ella fuese a perderme! Pero me puso el nombre de un chico que le gustaba.
Eso es algo raro. Huele a venganza.
Y mi padre se ocupó de mi madre, cuando hacía reposo. Y mi padre eso no lo ha hecho con nadie. 
       Si esto fuese una historia, y esa historia tuviese capas como una cebolla, todo esto olería a culpabilidad.
Mi opinión y es solamente una interpretación que hago, es que yo no fui buscado ni deseado. Pero que necesitaban tenerme para salvar la relación.
Cada vez que me mostraban a los amigos, diciendo que yo era tan buen chico, tan formal... Querían decir en realidad, que todo estaba bien. Que la familia continuaba. 
         ¿Quién quiere a un tercero? En realidad la parejita ya la tenían.
Después de mí, cuatro años después de mí, buscaron a Miguel. Mi hermano Miguel. A él si lo buscaron de forma consciente.
¿No será que esta familia se ha conservado unida a base de embarazos?
          Después de todo, los embarazos dan vida. Unen. Conservan lazos y los hacen más fuertes. Crean alianzas, cuando las fuerzas flaquean. Tengamos otro hijo. 
       Cuando pasan los años y el amor falta, o las circunstancias son difíciles, un retoño devuelve el sentido a una relación que de otro modo no hubiera continuado.

          Y quiero a mis padres. Pero toda la vida he visto que tenían ideas de bombero. Han tenido hijos, ha habido amor en la familia, pero nunca han sabido quiénes eran sus hijos.

            Puedo pensar que cada familia tiene su propósito a trabajar, como matríz del núcleo familiar que le ha tocado.

           Tal vez todo esto sea una buena razón, personal, para querer vivir sólo. Después de todo la vida ya ha dolido. 
          La relación que pueda haber tenido, ha sido insuficiente, dolorosa. No creo que haya nada ahí para mí.




Comentarios