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una mayor inmediatez



El paso del hombre sobre la faz de la Tierra, se puede resumir en la frase:

"Yo estoy aquí"



MO 18-12-2017
17:18 Horas.

Hacía mucho tiempo que no escribía en el blog. Ciertamente me encontraba algo insatisfecho de cómo estaba escribiendo. De hecho no sé si podré escribir e introducir un cambio que haga que mis escritos me satisfagan.

En cualquier caso desde hace mucho tiempo he ido padeciendo una serie de dolores físicos. Sobretodo en rodillas y pies. Hablo de que estos dolores fueron viniendo y desapareciendo, para volver a instalarse definitivamente.
De la rodilla izquierda ya me han sacado líquido en dos ocasiones, y en la rodilla derecha se me formó un pólipo “baker”. Que simplemente había sido el líquido sinovial que se sale y volvió a su sitio por sí mismo.
Desde el verano pasado hasta ahora mis piernas han experimentado un infierno, paseándose el dolor por pies y rodillas. Ahora mismo he perdido movilidad en la rodilla izquierda.
También sentí un dolor muy fuerte en el hombro izquierdo. No lo he dicho en el médico. Pensé que tal vez de no poder dormir por las noches, la mala postura hiciera que algún músculo del hombro me doliese.
Algo que tampoco he comentado a nadie creo, es cierta rigidez en la mano derecha. No me molesta. Tan solo es una cosa más. Pero como en otras zonas de mi cuerpo los dolorcillos han ido viniendo, para quedarse como Pedro por su casa, pues ya una pequeña rigidez en la mano, pues no le hago caso, pero ahí está.



Parece que todo se resume en que este sábado nos vimos las caras mi rodilla izquierda y yo. Y vamos a estar hablándonos de tu durante un tiempo.
El sábado por la noche ya fue muy duro, demasiado. No podía más. Y mi tope me hizo reflexionar en qué factores emocionales pueden estar detrás, o acompañando a este proceso físico.
Podría ser algo tan simple como el de llamar la atención. Desde el verano que he cambiado de puesto de trabajo en la empresa. Y no sé si me integro bien. El caso es que, tal vez el trabajo esté implicado en este conflicto emocional.
        No creo que sea una causa directa, se puede pensar más.
De un modo mucho más profundo incluso.
Ya que de toda mi vida recuerdo el haber dado mucha importancia al trabajo, y la sensación de no poder realizarlo. Todo ello es una interpretación. Yo llego hasta donde llego en el trabajo, como cualquier otro.

Pero en blogger por ejemplo firmo la insignia del blog, como “Navegante”. Me gusta esa palabra y me inspira la imagen de estar mirando el horizonte. Tan solo el cielo arriba y el océano abajo.
Es algo muy íntimo la sensación de sentirme dividido. Tal vez incluso separado.
Ya he llegado a un punto en el que aunque mi preocupación por hacer un trabajo, es algo que ha estado presente toda la vida, tiene que haber algo más.
No puedo ignorar que para realizar el trabajo, una persona tiene que sentirse segura y a salvo.
Seguridad y trabajo tienen una relación que suele darse por sentada.

Pero creo que podrían haber más niveles de introspección.

        Procedamos a retroceder en el tiempo.
Si nos vamos a unos arquetipos de lo masculino y lo femenino, mi imaginación hizo un recorrido al pasado, y allí encontré una situación en la que se me pidió que participase en una actuación del colegio.
No tenía ninguna excusa válida, presentable, para evitar una representación del colegio. Yo era un niño y se suponía que bueno. Salí y mejor o peor hice lo que tuviésemos que hacer allí en el escenario. 
Debidamente camuflado y dando gracias porque todos íbamos vestidos igual y no se me veía.
Ya digo que de pequeño yo tenía la afectividad que tenía. Sea como sea lo último que quería era dar problemas y hacía lo que se me decía o se suponía que debía hacer.
Pero demasiado a menudo me sentí dividido entre lo que era supuestamente lo normal, y lo que realmente sentía. Que era una inconfesable angustia que no tenía razón de ser.
Se suponía que yo debería poder hacer ciertas cosas pero sentía que no podía hacerlas.
Al final de algún modo se resolvía. Pero me vi a menudo expuesto a situaciones de no puedo, y "le echo imaginación para que se vea que puedo".
Era una situación en que mi propia “falsedad”, o el asumir “un falso rol” representaba que ni yo mismo supiese quién era.
Con cuarenta y seis años sigo tratando de saber quién soy y puedo asegurar que lo que existe en la vida  es el cambio. O lo inerte. Por muy molesto que resulte.
Si tuviera que buscar una explicación, aparte de que era un poco “nenas”...



La sensación de división yo la percibiría en el matiz de que el arquetipo masculino es activo. Y el arquetipo femenino es pasivo. Un hombre que en su interior siente, algo, que no puede adoptar una posición activa. Que todo su ser le dice que no puede. Y no hay modo de eludir la tarea, pues se hace.
Podía haberme puesto enfermo ese día de la actuación escolar. O coger un berrinche, pero es que siempre hacía lo que me decían.
En mi familia, yo he sido al que siempre se le ha sacado adelante. Una especialidad muy propia de mi madre. Que aparte de perder sangre todos los meses, eligió tenerme y ponerme un plato de comida todos los días para verme crecer.
Mi relación con mi madre ha empezado a una edad mucho más tardía. A día de hoy es a mi madre a quien puedo acudir.



Pero aparte de esas situaciones de quiero y no puedo. O de puedo y no quiero. Tanto que una cosa se confunde con la otra. A eso se le llama estar dividido y no saber para nada cuál es el rol que desempeña uno en la vida.
Pues ese era mi caso.
Me podía plantear que el mar devuelve siempre todo lo que le llega. Y daría para mucho. Muchas angustias y pesares que no se dijeron en su día y siguen en la conciencia.

Ha pasado tan solo un año desde mi punto de referencia, desde este mismo febrero.
Estos meses he tenido tres llamadas a la ambulancia porque no era capaz de salir de mi casa. Con una catatonia mayor o menor.
Eso es como decir que disocio con facilidad. Lo cual es cierto, pero no tiene porqué ser bueno ni malo.
Pero lo que es cierto también es que tengo un miedo de cojones. 
La tercera vez que me he quedado catatónico lo veía venir y ya cuando vinieron a recogerme, yo tenía la actitud de, ya están aquí, voy a empezar a reactivarme. Es decir. Ya no se trataba de una catatonia tan pasiva.
Había una cierta actitud de afrontamiento. 
Ya era tarde, para la rodilla izquierda. Se me formó líquido. Y ya desde entonces que la historia es de dolor. Desde... pierdo la noción del tiempo.

En todo caso hay una serie de dolores que ahora se han quedado en falta de movilidad en mi rodilla izquierda. Y mi tozudez en querer saber qué hay detrás de algo así.


Yo no creo que algo como un cuerpo no tenga su contrapartida psíquica. Aunque sea algo de origen cultural, la división cuerpo-mente la encuentro útil. Más que nada porque si el dolor se torna intolerable me tomo la pastilla que no da el médico. Porque ya es de venta libre en farmacias. Alegría.

Pero si puedo caminar y hacer una vida relativamente normal, pues preguntarme al puro estilo filosófico “el por qué y el para qué de las cosas”, pues es algo que va mucho conmigo.

Después de todo ignorar el dolor es ignorar “que algo pasa”.


Aquí tengo que pararme a resumir, y aclarar que no estaba satisfecho con el blog.
Ya se ve que puedo meterme en cosas del pasado, que sin ser una regresión, tal vez pueda resultar una visualización que me lleve a un determinado origen.
Me puedo meter en cosas arquetípicas. En plan masculino femenino. Yin y yang. Ser o no ser. Estar o no estar.
La existencia y la no existencia.
Ahí me acuerdo perfectamente de nuestro común amigo que se adentró más allá de las fauces de la inexistencia para rescatarme de una llanura, donde no había más que un odio frío hacia todo lo que me pudiese afectar.
Sí, eso fue allá a principios de los noventa. Si mis dos brotes fueron en el 93 y 95. Pues pon que sucediese un año antes. Al comienzo de todo. Y al final de algo.



Pero estábamos en la inexistencia. 
Mi padre a veces me ha hecho notar que normalmente suelo ceder el paso a otras personas. La típica situación al llegar unas personas a una puerta y quedarme atrás. Esa situación típica.

Algo muy concreto y evidente cuando se tiene una cojera y voy por la calle, es que 
AQUÍ ESTOY YO.
Y al primero que se le ocurra acercarse a mi pierna, lo mato.
Es algo como que voy entre la gente, pero cuidadito que se rifa una hostia. Que la rodilla duele.
Ese puto niño que no se acerque que le meto. Bueno, lindezas así.

El caso es que una cojera, sea de la parte que sea, hace que el dolor te haga muy consciente de donde estás. Y si hay que sacar la mala leche, para decir, aquí estoy, pues se saca.

Eso es presencia.

No es lo ideal pero puedo asegurar que es una experiencia de una gran inmediatez.


Por lo demás, yo diría que tengo que cambiar mi modo de expresarme en el blog. Hacia una proyección menor al pasado y más al presente.
Y sin embargo no deseo sacar a colación trapos sucios que no sean los míos propios. Más que nada porque yo me puedo nombrar con cierta ironía o sarcasmo. Pero nombrar a terceros no me apetece. 
La familia, si la he mencionado otras veces. O directamente hablado de ella... suelo aclarar las cosas. Pero...

¿Qué otros intereses puedo plasmar en estos píxeles? Mi modo de trabajo ha sido éste, pero necesito otro enfoque.









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