Ir al contenido principal

la cosecha es obligatoria



Tengo un pequeño problema.
No me creo nada.
No creo en mí.


¿Qué mérito tengo? ¿Haber enfermado?
Y haber recibido ayuda. Sí.
No hay mucho más.
No creo haber sembrado.
No he hecho grandes esfuerzos.
No sé quién soy.

Y lo cierto es que no sé qué soy.
Y eso es en muchos sentidos. Personal, profesional.

Me he pasado, sentado, pensando.
Tratando de encontrar un sentido.
Y ahora, tal vez por inercia, sigo sentado.
¿O he de decir, sentada?

Como hombre siempre quise ser más.
Ser otra cosa. Ser más que... lo que era.
Ahora siento algo. Y es raro.

Como hombre no sabía quién era.
Como mujer, sé quién soy.
Pero en relación con los demás,
hace años que no salgo.

No soy nadie en relación con nadie.
No tengo amigos, no tengo amigas.

Y vosotros no me dejáis en paz.
Tal vez vosotros seáis mis amigos.

Puede que los únicos que tengo.
A los únicos que he hablado, 
desde la distancia.

Pero no me creo nada.
Luz. No me lo creo.
Sembrar. No.

Me enfermé, eso es todo.
Ahora sé un poco mejor quién soy.
Pero no en relación a nadie.

Hace años que no salgo.
Y si ahora tengo que salir,
no sé qué voy a encontrar.

Pero no he sembrado.
Y sucede eso, no me creo nada.
¿Qué hay que creer?
Que soy hombre, que soy mujer.

Lo que tengo es una afectividad
Que no me permite hacer nada.

Me confunde que penséis que yo tenga algo.
Yo no creo eso. Aprendiz de todo, maestro de nada.
He ido de aquí para allá, movido por las olas.
Ahora resulta que se trataba de ir movida.
Dudo de quién soy. Y lo que soy cambia a cada momento.

Que quiero recoger, sin sembrar nada.
Tal vez es que soy muy consciente de que nunca sembré.

Me he pasado años metida en casa.
Y si salgo, no sé lo que me voy a encontrar.
Ni sé qué voy a sentir.
Toda mi vida está al revés.
Y sin embargo lo único que está en su sitio...
es que por fin me siento bien.
Pero nadie lo sabe.
Mis hábitos son caóticos, como siempre.
No he cambiado tanto.

Y eso me asusta.
Porque si tengo que hacer algo, es partir de cero.
Lo único que tengo es un sentimiento.
Y afectividad que a la gente, 
tal vez le cueste entender.

Si algo tengo claro, es que no he sembrado.
¡Y ahora dices, que la cosecha es obligatoria!
Me toca empezar de cero.

¿Me dirás tú,
qué semilla uso?

Cuando la cosecha es obligatoria
es justo que coseche piedra.

Estoy perdido
y también perdida.
Me cuesta un huevo moverme.
¿Cosechar sin sembrar?
Sé muy bien que no tengo nada.

Me toca empezar, sin saber.
A ver qué encuentro.

Piedra.
He pasado tanto tiempo
lejos de todo.

Por lo menos
caminar por mi barrio
ya no significa
sentirme en medio
de territorio de guerra.

Eso es lo único que tengo.



Comentarios