Ir al contenido principal

una bella enseñanza



Corazones, no sé qué hacéis.
No sé por qué estáis ahí.
Si es por un libro...

El único material que tengo
eso es todo lo que tengo.

Sí, habría que editarlo y pulirlo.
Tal vez cambiar su apariencia.
Pero lo único que tengo está ahí.

No entiendo que sigáis ahí.
Y lo cierto es que os echaría de menos.
Sois mis musas, en cierto modo.

Pero yo estoy lleno de dudas.
Tanto es así, que estoy
tan lleno de dudas, como llena.
Ni siquiera sé quién soy.
Ni tampoco sé a dónde voy.

Y ciertamente, no tengo muy claro cuál es mi lugar.
Si queréis una enseñanza
os la doy.
No es una enseñanza
que quepa en un libro.

Yo si queréis, os escribo un libro.
Pero antes, 
debo mantener mi cocina
al día, reluciente.

Si por un casual
yo lograra el clamoroso éxito de
mantener al día mi cocina
limpia y que se pudiera mirar
sin dar asco...
Entonces no podría negarme 
a escribir un libro. Diez.

La verdad es que no sé qué hacéis
Todavía por aquí.
Mis musas.

Os echaré de menos cuando os vayáis.
Mi vida quedará vacía.
Sin vosotros, corazones.
¿Pero qué queréis?
Tengo una vida, y una historia personal.

No basta tener luz.
La luz no es mala
no estorba
Pero, sinceramente
lo que ilumina
lo único que ilumina la luz...
es el estado de mi cocina.

Ahí hay una enseñanza.
Y es una buena enseñanza.

Hay toda una vida por limpiar.
Tanto pasada, como futura.
El momento en el que estoy
es incierto.

¿Qué queréis?
¿Tal vez un libro? ¿Diez?
Ya hay muchos escritos.

Tengo ganas,
unas ganas muy grandes
de echaros de menos.

Y sentirme mal por
Haber desperdiciado 
una ocasión única
de aprender.

Tal vez podríais
¿escribir un libro para mí?

¡Qué decepción!
Mas no penséis que es ingratitud
Pues yo no soy el maestro.





Comentarios