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la cara es el espejo del alma



El arte es fundamental en cualquier sociedad que tenga algo que decir. Se continúa metiendo carbón a la máquina. Pero la máquina y el carbón necesitan de suministro y mantenimientos.
¿No estamos ya pagando el precio?
Seamos por lo menos conscientes de que los pañuelos y plásticos que desechamos, ya están saturando las playas de Ibiza. El mar Mediterráneo está ya quejándose.

Al planeta no le cuesta nada sacudirse unas pulgas que le pican.
Podemos ser lo peor.
Pero podemos ser lo mejor.
La cara es el espejo del alma.

Miramos la televisión para ver qué hacen nuestros políticos. Y los políticos que más triunfan parece que a día de hoy, son los que más guapos salen en la foto.
Si a día de hoy se hace caso más “a lo que parece”, tal vez es que a nivel biológico ...la cara es el espejo del alma. Sí.

Tal como nos vemos, es así como somos.
El hábito sí que hace al monje.

Pero tenemos que responder. Tenemos que responder de nuestros actos. 
Antes o después el mar de la vida, la sociedad, las circunstancias, cambian.
En esta vida si hay algo que puede suceder es que las cosas cambien.

Si las cosas cambian, tenemos que estar en condiciones de cambiar también. Yo diría que el cambio es bueno.
Nuestros abuelos, nuestros padres. Tienen o tenían su vida. Y la generación posterior, la nuestra, era la que venía a trastocarlo todo.
Así ha sido durante miles de años. La juventud es revolucionaria.

Pero qué puede hacer un joven que se encuentra con que el planeta que le sirve de hogar, se está quedando pequeño. Que la Tierra, que es tan amable de albergarnos, se siente molesta con nuestros excesos.
No tendremos entonces que prevenir que esta Tierra se quiera rascar las pulgas. No somos tan importantes después de todo. Pero hay algo que podemos hacer siempre.

Yo creo que la juventud de hoy en día ya está decidiendo por sí misma. Y está haciendo cosas útiles.
Hay que ofrecer un servicio. Pero eso, después de todo está sujeto a cambio.
Tenemos que ofrecer arte. A la hora de realizar cualquier trabajo. Me importa mi vida. Sea lo que sea que haga. Ya sea trabajar, escribir, pensar o hacerme la comida. Sea lo que sea que haga.

Tenemos que honrar lo que hacemos. Lo que tenemos, lo tenemos que bendecir.
Yo sé hacer trabajo con mis manos. A veces también escribo. Pienso, pienso mucho.
Tengo que saber que lo que hago es valorado aunque no quiero mucho reconocimiento. Mejor o peor, hago algo que sirve. 
Porque la verdad es que trabajar sirve, para pagar mi casa y mi comida. Ya desde hace muchos años que voy por mí mismo.

Hay que saber que tenemos mucho. Y agradecerlo.

Pero tengo que formar parte de algo. Quiero formar parte de algo que merece la pena.
Es posible que me quede mucho por hacer, sí. Pero que lo que tengo vale mucho, hay que honrarlo.
Ahora tengo algo. Es algo bueno. Tengo que pararme y sentir que tengo algo bueno. Porque lo tengo. Lo he conseguido.
 Estoy donde quería, y estoy como quiero estar en estos momentos. Cada persona debe ser lo más autónoma posible. Dentro de lo que cada uno pueda. 

En esta sociedad en la que todos debemos tener los mismos derechos, pero conservar una pluralidad. 

Tengo que ponerme a implicarme en proyectos. Para hacer cosas, para otras personas, para mí mismo.
Se trata de hacer algo que, valga la expresión, sea por amor al arte. Y a día de hoy el arte tiene que ocupar su lugar. Porque al arte se le ha denegado un lugar que por derecho le pertenece.

 Cada persona tiene su propio color que da al conjunto del lienzo de la sociedad su matiz.
Que llego hasta donde llego. Pero que estoy tratando todos los días de formar parte de la sociedad. Y que también es verdad que lo que hago importa.
A mí me importa.
Lo que hago todos los días me importa. Cada cosa.
Y hay días tan distintos.

Tan distintos. Tan distintos, que deberían todos ser iguales y tener las mismas oportunidades de formar parte de la vida de la gente.







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