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el limpia

HECHO


el siguiente texto me ha costado más que un parto. Sangre, sudor y lágrimas... Aquí lo dejo. Una cosa menos...





Domingo 11-12-2016
10:32 Horas.

Sonó el timbre de la puerta. ¡Ya voy! ¡Ya voy! ¡Tampoco hay que correr!

Buenas. Me ha llamado hace una hora; se ha dado prisa, entonces. Bien, pase. Sí. Es allí al fondo. A la izquierda.

No sé porqué siempre que alguien me llama, es para mandarme al fondo a la izquierda. En los restaurantes,  me pasa igual.

Nada, es aquí. Mire, le enciendo la luz.

Sí, ya veo. No tiene buena pinta. Aquí, hay que sanear.

Bueno, pero no subirá mucho ¿No? - Dijo cándidamente la señora.

No. No se preocupe que no le voy a hacer un Déxter... esto con un apaño y un par de maderas... ¿Dónde hay un enchufe?

- Bueno, ya veo que tiene trabajo. Mejor no estorbo. Espero que sea barato.

- Al final siempre sube un poco. Pero trataré que duela lo menos posible, señora.



     Era una mañana de martes, y como todos los martes, tocaba pilates. Pero ese día no tenía ganas de hacer estiramientos. 

     Después de todo, el martes pasado no fui, no me van a echar de menos. Ya iré la semana que viene. 

      Lo prometo. Por la santa de mi madre, que la semana que viene, voy. Lo juro. Musitó para sus adentros...

El ruido de un martillo se escuchaba sobre el sonido de la televisión. ¿Qué estará haciendo este hombre? Ha descargado una caja enorme antes.

No pensé que reparar el garaje fuera tan difícil. Pero el presupuesto parecía razonable. Incluso un poco bajo. Y tampoco me va la vida en que quede perfecto...

Se puso con la siguiente prenda de ropa, en la plancha. Me voy a quemar si sigo distraída. No sé qué pasa hoy que no me centro.

La cara de ese hombre. Es, era tan inexpresiva... Los autónomos deberían ser simpáticos. Después de todo, les pagamos para que trabajen. 

¡Suspiró! Yo cuando sea mayor, quiero ser autónomo. Dejó de escuchar el claveteo del martillo.

Espero que todo vaya bien. Pensó en echar un vistazo, presentarse con alguna excusa, o algo... Una miradita. 

      Tiene un buen culo. Cuando ha entrado parecía que tenía buenas espaldas. Recordó cómo bajaba aquella caja.

Toc, toc. Llamó.

Ya abro, un momento. Se ha atrancado. He tenido que dejar ahí un mueble. Espere, que ya lo saco. ¡cinco minutos!

No se preocupe, ¡solamente era para saber qué hace!

Bien, bien. De aquí a media hora ya tengo la faena hecha. No se preocupe que yo ya la llamo, y la  rematamos.

No, simpático no es. Pero no me cae mal. Pensó la mujer, sopesando si su marido se enterase, qué diría. 

    Los pensamientos de la mujer vagaron por unos momentos. Suspirando.

Mejor me plancho las braguitas, y las pongo en el cajón. 

       De aquí a una hora, toca hacer la cena de esta noche para mi maridito. 

      Que cuando llegue el tontorrón se encuentre los muslos bien frititos...

¡Señora! ¿Puede venir un momento? Aquí hay algo.

Joder, ya empezamos con los peros. Ahora querrá poner cualquier tontería en el garaje y subirme el precio. 

      Ya me lo decía mi madre. "Lo barato, sale caro". Se lo voy a decir; el presupuesto, es el presupuesto...

¿Por qué está a oscuras?

De eso se trata señora... acérquese al mueble. Entró tanteando una caja de madera, en el centro de la habitación. Ya. ¡Pero qué hace esto aquí!

Un picotazo en el cuello la distrajo. Ella no quería ningún mueble allí en medio. ¿Y por qué el chapuzas no encendía esa maldita luz?



Notó que tenía los ojos cerrados. Y que una luz trataba de entrar pese a la resistencia de sus párpados.

¿Qué sucede? Preguntó mientras seguía intentando mover los brazos. ¡Estaba atada!

¿Qué hace? ¡Me va a violar! 

No señora, nada de sexo. Pero usted me ha pagado un dinero, y yo le hago un servicio.

¿De qué habla? ¡Me ha atado a una silla!

Sí, y la siguiente pregunta será qué son los electrodos que le he puesto por todo el cuerpo. 

      O porqué pesa tanto esta palangana llena de agua. Bueno, eso es cosa mía. Usted... así, meta los pies.

¡Está fría! 

Señora, tranquila. Que le voy a servir la cena ahora mismo. Aunque es mediodía, para la noche estará cocinada. Pollo frío para su marido.

¿No se ha preguntado porqué su marido trabaja tantas horas? Lo cierto es que no quiere estar con usted, no la soporta. Y yo trabajo en esto. Soy el limpia.

No, el limpia,no. Por favor, el limpia no.

Bueno, en realidad. Esto va de lo siguiente:

Hay una serie de tareas que hacer. Y conforme avanzamos en el proceso de muerte, las damos por hechas. ¿No es así? ¡Como la vida misma! Es lo que yo digo, “no hay nada como el trabajo realizado con amor”.

Usted se está bien quieta. HECHO.

Usted se queda bien callada. (Le introduce un paño mojada en la boca y se la tapa con precinto...) HECHO

Ahora toca la explicación. Todo el mundo tiene derecho a saber por qué muere... No tiene porqué haber una razón, en realidad. 

    Pero para mí es que, ¡hay que sanear! Porque me parece que aquí, sobra alguien. Simple y llanamente. Otra tarea, la explicación. HECHO.

Lo siguiente, usted me observa con horror... ¡Sí! ¡Esta me gusta! HECHO.

Por último, usted se fríe...

Y le dio al interruptor.

HECHO.




















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