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trabajo y vida




trabajo y vida


Viernes 22-09-2017
16:21 Horas.

Para la persona que ha sufrido o que sufre una enfermedad mental es difícil tener una vida. La vida se tiene en la cama. La vida se esconde entre sábanas.

Ayer salí a caminar. Me sienta bien, creo. Parece que caminar un poco, en plan de paseo, hace que se amplíe mi perspectiva respecto a lo que sucede o no sucede en mi vida. 

Pero por ejemplo, ayer todo el camino estuve pensando. Y era todo un mar de dudas. En realidad supongo que estoy en una edad en la que o voy para abajo o vengo para arriba. 

Caminando no sabía qué era cada cosa. Fue un paseo que pese a que lo disfruté, por el ejercicio físico, estuvo plagado de dudas e incógnitas.

En realidad el caminar puede ser beneficioso, pero puede ser perjudicial también si el caminante no tiene claro su propósito al andar. Cada paso te lleva más lejos ¿Pero en qué dirección?

Ayer hice cosas, menos limpiar, hice cosas. Tal vez la máquina que somos las personas tiene que tener en cuenta las entradas que provienen del exterior. Pensé que después de todo, no soy un organismo aislado, que pueda funcionar separado de los demás.

Esta mañana me he despertado con un sensación de tristeza. Me he tomado tres cafés, que no sé si he hecho bien. Vivo sólo, y la cafetera es pequeña. Entre la tristeza vespertina y el café he empezado el día de un modo raro.

En el curro había trabajo. Me ha venido bien. Pese a que saco todo lo que sea que tenga dentro, allí en el curro. Para mí trabajar me sirve como un lugar donde poder dejar salir la tensión que no quiero admitir que tengo, y que me impide hacer una vida un poco más normal.

Todo el mundo está siempre tratando de mantener el equilibrio, y yo no voy a ser distinto. Yo como todos, hago lo que puedo. Pero con frecuencia parece que voy dando bandazos.


Como un navegante que va de puerto en puerto, sin saber muy bien a dónde pertenece. ¿Dónde está Ítaca? Podría pensar que las sirenas con sus cantos me hacen no poder diferenciar a dónde me dirijo. 


Sé que este tranvía no para, hasta el final, no tengo claro que me apetezca seguir aquí sentado. Mientras la vida que me transporta en este viaje... 

Bueno, no tengo claro a dónde voy. Que por lo demás es lo justo. Si alguien lo supiera tal vez sería quitarle la sal a la vida.

Me asalta a menudo esa sensación de encontrarme con el tan conocido, de nuevo, día de la marmota. Con la peculiaridad de que empiezo de nuevo, pero no sé qué va a suceder. Y eso da cierto miedo. Porque es lo mismo de siempre, y a la vez no sé qué va a pasar.

Estoy en una edad jodida. Aparecen dolorcillos. Desde hace tiempo el lado derecho del cuerpo, es donde encuentro más tensiones. Este verano han sido pies y rodillas lo que he tenido jodido. Supongo que por un exceso de vida sedentaria.

Pero la mano derecha, suele dolerme. Y las sensaciones van de un dedo a otro. Al principio era el dedo medio. Fíjate que hoy el dolorcito se me ha pasado al dedo índice. Vaya, la cosita se mueve.

Cuando un dolor se vuelva estable, que diga que va a quedarse, supongo que será preocupante. De todas formas, ese tipo de cosas van viniendo de poco a poco. Tal vez un día decidan hacer de mi cuerpo su residencia permanente. A base de ser solamente molestias, terminarán por instalarse.

Creo que salir a caminar, sería una buena medida preventiva para todo este tipo de cosas.


       Un poco de historia



Yo tuve un gran ejemplo en mi abuelo materno. Fue un gran caminante. Fue grande en muchos aspectos de hecho. El parreño. En la fábrica donde trabajó es posible que si queda alguien de la vieja escuela, todavía se acuerden del Antoniet. Allí dejó mucho trabajo hecho.

Crevillente y Elche, con sus matices que los diferencian o que los unen, son poseedores de una cultura del trabajo. Yo eso lo observo mucho en Crevillente. Cada uno tiene su opinión y su experiencia.

Si bien Todo el Reino de Valencia ha sido un lugar donde se ha recibido a muchas culturas, a la vez que ha generado su riqueza, desde la sal de la tierra. Su gente. Creo que los Valencianos hemos generado mucha industria.

Tal vez desde Europa se quiera hacer de Levante una especie de lugar turístico. Pero eso no quita que me sienta orgulloso de lo que he conocido. A mis abuelos. Si soy sincero tendría que incluir ambas partes, paterna y materna. En mi infancia lo que recuerdo es el querer trabajar.

Sí, el trabajo me importa.

Que mi padre me dijera tan tranquilo a la cara, que yo no servía para trabajar, pues puede ser su opinión. Y tal vez se refería a cierto tipo de trabajo. Pues yo digo que él como padre tiene todavía que crecer, aunque a su edad es difícil. 
Pero para eso estamos.

No digo nada más que tonterías. Supongo que lo que quiero decir es que trabajar me importa. Tal vez porque me cuesta, más o menos que a otras personas, no quiero entrar ahí. 

Pero he de empezar a hacer un hueco a algo cierto. Hay otras cosas aparte del trabajo. Porque es frecuente hoy en día, que si afrontamos un periodo de vacaciones, hay personas como yo mismo, que nos resulta difícil desenvolvernos fuera de ese entorno laboral. 
El no tener una ocupación nos crea un vacío.

¿Será que me falta tener una vida propia? He pasado una enfermedad mental, he pasado a vivir fuera de casa de mis padres cuando ha sido posible. Y he trabajado. Parece que ahora creo que aunque todo siga igual, yo debo cambiar la perspectiva desde la que miro todo lo que me rodea.

Ver mi entorno y saber que formo parte de algo. Que el pasado fue doloroso, pero que de hecho el pasado es algo que debe pasar a la historia y dejar el presente.


el navegante








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