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el camino de la enfermedad





EL LARGO CAMINO DE REGRESO A CASA


REFLEXIONES Y AFORISMOS. Por favor, acompañenme en las reflexiones que han ocupado mi mente durante todo este día. Ya les he ido dando forma, poco a poco. Con paciencia.


Acompañenme durante un tiempo. ¿Tal vez hasta el final? 


Allí les espera un bosque muy especial. Ustedes forman parte de ese bosque.





Sábado 19-11-2016
13:04 Horas.

Mi amiga estrella, está enferma. Mi tía, que es mi madrina de bautismo, también. Es raro pensar que alguien está enfermo.

Me gustaría ser otra persona. No se trata de que quisiera mejorar aspectos de mí, es que me gustaría, cambiarme y ser otro.

Una enfermedad auto inmune.






        Me da la impresión que la enfermedad fuera contra la existencia. Pero eso no tiene sentido.

        (Todo lo que hay en la existencia lucha en la búsqueda de sentido).

        Parece que estuviesemos condenados a repetir y tropezar siempre en lo mismo.

El que está enfermo, se queja siempre de la misma forma. El que se expresa de un modo, lo hace siempre del mismo modo.

  Tratando de HUIR. De ser otro.









Pero la realidad supera la ficción. En algún momento, el tiempo lineal se junta la eternidad.

        Y ambos hacen que las cosas valgan la pena.

¿Quien no ha experimentado la eternidad? Cuando niños al menos. Todos los niños parecen tener esa protección.

         Lo absorben todo, desde la magia. 

Supongo que eso mismo que los protege, hace que cuando crecen, cuando somos mayores, ese mismo comportamiento que les sirvió, se repita.

Es jodido pensarlo. ¿No es así?








Llamamos héroes a los que se sacrifican por los demás. Seguramente lo hacen por un motivo equivocado. O tal vez esté en la naturaleza humana el comportartamiento egoísta. 

Que sean los demás los que nos salven el pellejo. Así que les aplaudimos.

Tal vez nosotros buscamos los aplausos, pero no si nos la jugamos. En esos casos, declinamos gentilmente el protagonismo.

        No somos héroes, nos decimos. No nacimos así.




¿O tal vez sí?




La enfermedad.

Parece que la enfermedad es el grito del cuerpo, o la mente, en busca de una solución. 

Desde luego, la enfermedad paraliza la vida. O te pones bien, o te pones bien. Parecen decir las enfermedades.

       En realidad, parece todo lo contrario. Y a menudo, es todo lo contrario. Vas y la cascas. Pero el problema de fondo es el mismo. 

Hay que cambiar de paradigma. Cambiar. 




Estamos demasiado dispuestos a cambiar de peinado, quién tenga pelo.

O de restaurante.







Sean las circunstancias que sean, nuestra actitud básica es la misma.





Pienso, quiero creer, que en algún nivel muy esencial, se da... a nivel vibratorio. Ya sea en el pensamiento, emociones, espíritu. Algo.

        Algo que se genera y procura que nosotros vivamos. Desde lo más sutil a lo más denso.

Si queremos cambiar, tiene que ser como lo aprendimos, al venir a la existencia. De lo más sutil a lo más denso.

No importa que sea el protoanálisis del eneagrama. O las flores de Bach. O buscar una pauta emocional, que sea lo que hace que tengamos un síntoma.

Visualización o asociación libre de ideas. Buscamos esquemas.








- ES DECIR:


Estamos en la existencia, para existir. 

Y nosotros hacemos todo lo posible por buscar sistemas que funcionen. 

        El cerebro, en realidad, todo nuestro ser, trata de repetir  aquello que funciona. 

Esquemas. Buscamos esquemas.

Existir.




- ENTONCES:


Sobre todo durante los primeros años de nuestra vida. Incluso puede que haya esquemas heredados.

Nuestro propio cuerpo físico no es más que un esquema que nos condiciona.

Y cuando digo que nuestro cuerpo nos condiciona, me refiero a que digo, literalmente, que nuestro cuerpo nos mantiene con vida. Siguiendo un esquema previo.









La enfermedad quiere remover ese esquema. Ese comportamiento repetitivo que es nuestra vida. Que nos mantiene con vida ¡y no soportamos más!

El no soportar la propia vida, es un sentimiento muy común.

Si tuviese que buscar una solución. Pues no la tiene. Lo único que puede sanarnos es el encontrar un nuevo sentido a la vida.

        La coherencia.



¡SÍ!



La vida cambia. Y las personas enfermamos. Todos enfermamos.

¿Qué es la enfermedad?  Yo creo que es una búsqueda de sentido. Lo que servía antes y ahora no sirve, ante eso que ha sucedido.

        En algún momento. Hace que el sistema se sacuda. Los esquemas caen, se sacuden.

La existencia dice, encuentra un sentido mayor. Rompe este esquema, sacúdete esta existencia, y busca algo que sirva mejor.

Y la vida es sabia. Normalmente deja pistas. 




¡SÍ!



Suele provenir esto de algún acontecimiento previo. Algo que nos hizo adoptar un esquema de comportamiento que ahora, debería ser la solución.

Me viene el título de un libro. “La enfermedad como camino”.
En ese libro hay una indicación de que, ante la enfermedad, hay que ¡Abrir los ojos!



¿Y qué podemos encontrar al abrir los ojos ante nuestra propia vida?




La enfermedad es un camino, una senda tal vez, que hay que recorrer. Y hay que recorrer ese camino con los ojos de un niño. Con atención, con magia en la mirada.





Hay un bosque. En algún lugar. Está junto al mar. De hecho, sus raíces se alimentan del agua marina.

Es imposible que ese bosque se alimente de agua salada. Pero lo hace. ¿Cómo? Muy simple.






La enfermedad tiene algo grandioso, es como el camino del héroe. Como aquél héroe al que todos aplaudimos, pero que al mismo tiempo decimos, "yo no he nacido para ser héroe".





Este bosque se puede alimentar de agua salada, porque, hay hojas en cada uno de sus árboles; que absorben la sal.

Estas hojas cumplen esta función. Absorben la sal. Y hay personas así. Hay personas que absorben la sal de su árbol.
Y eso permite que el árbol pueda continuar viviendo.

Hay algo heroico en la enfermedad.








Y la enfermedad se puede trascender. Tal vez esas hojas, saladas, saladas hasta la saturación. Pudieran vivir y morir, como todos estamos destinados a vivir y a morir. 

Más felices, sabiendo que mi vida tiene un sentido.

Tal vez no podamos dejar de nutrirnos con el agua de la que se nutre nuestro árbol. Pero sí que podemos saber que nuestra vida tiene sentido.








A veces la enfermedad tiene curación, otras no. Pero ante la enfermedad, como dice el libro “la enfermedad como camino”, abramos los ojos. 

Tal vez se produzca el milagro de hallar un sentido a nuestra vida, siguiendo las pistas que deja la enfermedad.

Y vivir con un sentido nuevo. Tal vez la curación sea el encontrar un sentido y coherencia a nuestra vida.





































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