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puras promesas

Déjenme que les cuente una historia...





la naturaleza de la realidad ultima





Viernes 4-11-2016
20:43 Horas.

Estoy pensando en ello.

Las margaritas crecen, donde comen los cerdos.

La flor de loto es sagrada, debido a su grandiosa belleza, que no se deja perturbar por la ciénaga de la que se nutre.

Sí.

Durante mucho tiempo he pensado que “La razón” de haber venido a la existencia, era precisamente “encarnar”. Es decir, tener una experiencia de la existencia humana.

Hay que trabajar. Eso me lo dijo Claudio, conforme me vio, que me enfiló y para allí que me lo suelta. Todavía ha habido mucha tela que cortar desde entonces.

Hay que trabajar.

¿Será esa la razón de que yo haya encarnado?




Pero, se me ocurre algo diferente. Hay veces que me viene un pensamiento, fugaz al principio. Pero que ha ido cogiendo forma. 
Tal vez la razón de ser de toda existencia humana, en última instancia, más allá de la mera existencia, sea descubrir el amor.

Tal vez incluso, se trate de ver tan solo la verdad de la existencia. Desnuda y sin tapujos. Ver la realidad tal cual es, sin disfraces. Directamente.




Pero, ¡hay que trabajar!

Tal vez trabajar no sea una razón que baste como la tarea de vida, encomendada para esta encarnación. Pero trabajar, simplemente es inevitable.

De hecho, he de recalcar que es inevitable. Muy necesario.

Y el amor. Es la llave para abrir la puerta de la percepción y ver la verdad última de las cosas.




Me da a mí que los cerdos, cuando están comiendo, no piensan en si lo que comen, está aderezado con floridas margaritas.

Los cerdos comen y engordan. Existen. Tienen su trabajo, hasta que llegan al matadero, donde los humanos los sacrificamos.

Hay trabajos de muy diversa índole. Y amores muy distintos. Pero la realidad última parece que se nos disfraza, y se presta a interpretación.





“Dejadme que os cuente una historia...”


Así terminaba una anécdota que escuché contar. Todo son historias. Un tejido de historias. Un entramado extenso de historias que claman por ser escuchadas.

Y perecen, se perecen por existir. Todo ser necesita, y recalco la necesidad extrema, que tiene el ser, de existir.

El ser. El ser en realidad no es gran cosa. Es lo que es. Las historias que cuentan acerca del ser, sí merecen ser escuchadas. 

Son muy interesantes.

Muy bien podríamos vivir sin el ser y estar todo el rato escuchando historias. La vida tiene todo tipo de historias.




Pero solamente hay dos guiones en estas historias que pueden dar fin (fin, o finalidad) a las historias:

- “Estoy harto”, o bien, “Estoy satisfecho”.




En castellano hay frases en que esas formas de estar se pueden confundir. No están muy lejos una de la otra.




Yo estoy harto. Pero todavía preciso de trabajo. De una historia, en la que como en "la vía del héroe", combata al dragón y salve a la princesa.




Historias, historias. Puras promesas.










Sonreir. 

Pensar. 

Y si os ha gustado esta historia, dejad un comentario. 

Este oso panda lo responderá, después de cenar verdurita.















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