Ir al contenido principal

deux ex machina



No he llegado muy lejos.

Me interesan temas como la numerología. Pero no he ido, por mi propio pie, más allá de unos pocos pasos.

En Bolonia se encargaron de borrar del mapa a la filosofía. Personalmente lo lamento. Si bien considero que la generación actual de seres pensantes, goza de una, algo así llamado, mayor libertad. Más de la que tuve yo.

En mi vida lo que encuentro es una fragmentación. Cuando me pregunto por una simbología en cuanto a números, está claro, busco una orientación en lo simbólico.

Claudio Naranjo dio un curso de eneagrama y hacía firmar un documento para el compromiso de no revelar nada de lo que estos tipos psicológicos relacionados entre sí se divulgase.

Es así. Y como enfermo mental que soy todavía, lo entiendo muy bien. ¿Qué es un símbolo? Tal vez es una idea, que para alguien que no tiene una base firme, puede hacer que tome múltiples significados.

Para una persona con cimientos que no sean sólidos, pues eso. Que se va.

Coincido con Helen Palmer en que el fallo del eneagrama es precisamente su perfección. Tiene la proporción adecuada como para sugerir un simbolismo. Y su aplicación es universal, no solamente se puede aplicar a tipos psicológicos sino a todo tipo de procesos.

El eneagrama es un símbolo sacado de una relación matemática. Y curiosamente tiene un tamaño que no es excesivamente grande y lo hace manejable. Como símbolo es susceptible de atraer a personas que buscan la orientación en lo esotérico.

La unidad, la dualidad...

En la saga de la guerra de las galaxias ya se entra, aunque no de forma evidente, en una lucha entre el bien y el mal... y una tercera fuerza que trae el equilibrio al universo.

Yo he podido encontrarle un sentido a un cuarto elemento.

Pero ya el eneagrama despliega la multiplicidad en la que se encuentra cualquier mente, dejada por la mano de Dios, a su propio albur. 

Puede ser jodido, si se pretende encontrar “un algo”, no debería comenzarse por el tejado.

Coincido en que la vida de una persona se ve reflejada en cómo trabaja. Uno puede sentarse ante el ordenador y teclear algunas palabras.

Siempre diré que la medida de una persona no la dicta lo que dicen sus palabras, sino lo que muestra su vida.

En la vida de cada persona tiene que haber una coherencia. Si se hace lo que se dice, y funciona. Eso es una suerte de magia. Es una vida creativa que funciona.

Otra cosa es apostar a caballo perdedor. Fijarse en alguien que su vida no funciona.

Tal vez una porción de su vida sea buena. Tal vez una persona sea inteligente y sepa hilar unos pensamientos. Pero eso no significa que... nada. No significa nada.

Si ante la menor presión se viene abajo, como solemos hacer todo el mundo. No vale la pena. Los que se ofrecen voluntarios no valen la pena. Se descalifican a sí mismos. Son los primeros en rajarse.

Y si se tiene la suerte de conseguir un mentor, un maestro, tal vez se pueda hacer algo. Tampoco hay garantía de que se logre nada digno de mención ¿Pero no es ese el sino de todo el mundo?

Vamos a morir. Nos transformaremos. Y ya no estaremos. Símbolos como el eneagrama parecen querer dar una esperanza al describir un proceso creativo.

Mi opinión es que con el eneagrama hay que tener cuidado. Si se busca una orientación no conviene adentrarse en tipos psicológicos por uno mismo. Se suele caer en identificaciones.

A fuerza de probar una y otra vez las mismas trampas de siempre, he llegado a pensar que la mejor práctica es la más sencilla. La verdad es lo más simple que se pueda encontrar.

Un simple movimiento dual. Inspirar y espirar. ¡Y ya hay voces que se alzan diciendo que el zen no lo es sin maestro! Sí, en la práctica de lo que sea, mejor que haya alguien que te guíe.

Me he perdido numerosas veces. Me mantengo en pie, más o menos. Pero bastan unas indicaciones de alguien de autoridad en mi vida, para que mi ser se vea abocado a una crisis. Un jefe o una racha de falta de trabajo, me hacen caer en el temor de ...cada uno tiene sus miedos.

Sí, al final, lo que mayor valor tiene es la presencia. Y a mí, lo digo sin sonrojo, he ido buscando siempre la soledad. Yo como que presencia poca. Pero pese a ello, encuentro que por alguna razón, puedo ordenar mis pensamientos con cierta coherencia.

Pero no lo concibo como algo que sea beneficioso en sí mismo. Si una ligera brisa es capaz de resfriarme, tal vez debería buscar una práctica que me permita, practicar.

Práctica. Ya sea la escritura, o respirar, o dibujar, la reflexión ha tenido en mi vida su lugar. Pero de lo que se trata es de formar un núcleo sólido en mi interior. Un algo, más allá de mí mismo. Una peña que me permita no ahogarme y a la que aferrarme cuando hay tormenta.

A día de hoy no existe mayor diferencia respecto a nadie. No soy mejor, ni debo serlo, que cualquier otro.

Pero darme de leches con la vida y tener mis crisis, me hace pensar que no soy peor. Que tal vez rehuya el estar presente, en mi comunidad, en la continuidad de un trabajo personal. En el curro que paga las facturas me gustaría pensar que guardo una coherencia.

Lo cierto es que el concepto que tengo es que no tengo una vida propia. Y sin una vida propia esto no hace más que funcionar en departamentos estancos. Unas partes de mi vida, separada de las demás. Nada que ver con una unidad.

Como cualquier persona de mi edad se me están hinchando las pelotas con tanta tontería. Tal vez trato entonces de encontrar una coherencia. Ya no trato de cambiar el mundo.

Sin embargo, la idea que más consuelo me ha aportado es la noción muy de Gurdjieff, de que no somos más que máquinas. Unos meros dispositivos. 

Es lo que me dicta mi experiencia. Basta con pulsar el botón adecuado para obtener un cierto resultado.

Todo es mecánico. Y comprender esto me resulta tremendamente liberador. No se puede aprender todo del universo. Pero sí se puede aprender que no se puede hacer nada, y rendirse a la evidencia.

Y prestar atención. Tener una práctica. Ocupar el propio lugar de un modo lo más digno posible, dentro del lugar que el universo ha dispuesto para esta tuerca en una maquinaria tan vasta y bella.








Comentarios