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odisea



Me he dejado llevar por la fantasía, lo siento. Desde el fatídico día en que todo sucedió, nada ha sido como antes. De un momento a otro cada escena de lo sucedido se repetía en su mente. Sí, se había equivocado.

Ahora parecía que jugar era lo correcto, donde antes le había parecido un craso error. Y sí, tal vez el error lo estuviese cometiendo de todos modos, al confiar, de forma ciega, en sus propias fuerzas.

Nada era por error. Pero nada se podía dar por supuesto. Tal vez algún día comprendería qué sucedía realmente, pero ese conocimiento estaba lejos de alcance en este momento. Intuía, más que sabía que se trataba nada más que de un juego.

Un juego, jugado con la seriedad, con la que juegan los niños.

Y eso le mortificaba, porque se sentía a veces trasportado, a un lugar un tanto lejano. Y perdía de vista lo evidente. Estaba sólo. Y sin embargo. Eso mismo no tenía sentido. Miró una vez más su plato de sopa azul servida sobre la mesa.

Si hubiesen sabido algo acerca de las personas, la comida sería más interesante. Botes y botellas, envases... todos con su aspecto de una cocina de la Tierra. Pero indefectiblemente, lo único que contenían era aquella papilla azul.

Era comestible.

Sí, era un detalle que aquello se pudiese comer. Pese a que no tenía sabor. Sintió hasta casi poder oler, los guisos de su madre, en su ya lejana infancia. Como si su cuerpo no le perteneciese, o si fuera de nuevo un crío. 

Levantado en el aire por los brazos de su madre. Con un mundo de maravillosas texturas de sabor y de color, derramándose en la boca.

Y sin embargo se encontraba aquí. Pese a todo. Ajeno en parte al hecho de que la soledad era todo lo que tenía. Y su madre ya no estaba. Ni estaba el calor de su abrazo, ni la seguridad de la bata que olía a aceite de cocina.

El alimento le parecía que por un momento sabía mejor, pero tiró la cuchara con disgusto. ¡Puah! ¡Sustancia asquerosa! Ni siquiera se mastica.

Atrapado.

En un mundo irreal en el que cada cosa era la réplica de un sueño o de una vivencia de su pasado. Se encontraba en medio de un lugar que conocía, pero al que no podía nombrar como su casa. Porque pese a parecerlo, no lo era.

Y se sintió viejo. Se sintió cansado. Y al mirarse al espejo descubrió que sus propios ojos le miraban desde una cara más ajada. Y que su memoria lo llevaba tanto más allá cuanto que no podía recordar desde cuándo estaba allí.

Pues parecía una eternidad.

Y sin embargo se acordaba de todo. Pero no tenía significado para él. Tal solo eran hechos acaecidos, alguna vez. Nada que tuviese una importancia, no era para nada vital.

Los jóvenes paseaban cogidos del brazo. Y aquella muchacha giró la cabeza y le sonrió. Tan solo fue un gesto. Pero se sintió transportado.

No sabía si era llevado a otra época o a otro lugar. Salvo que tenía claro que quería volver a ver a su amiga.

Pero su amiga, ya no estaba.

Sopa azul.

Nada era como entonces, y no podría volver a serlo. La vida era en serio. Y si se tomaba en serio, nada era tan importante como para perderse una final de...

Se le iba la cabeza. Ya no sabía nada más que... también lo olvidó. Y sus ojos se veían reflejados en el espejo. Un año más viejo. Tal vez diez años más viejo.

Tal vez una vida más viejo. Pero no ganaba en sabiduría. Tan solo se marchitaba.

Es la vida. Se dijo.

Y miró sus pies una vez más, y ya no llevaba las pantuflas de andar por casa. Las cómodas de paño. Sino unas sandalias de goma, y el agua le mojaba los pies. Sentía cosquillas al frotar el suelo con las plantas.

Ya no se encontraba sólo, sino en la playa. Rodeado de toda su familia. Jugando feliz, con el agua.

Y su madre feliz como él, reía, recogía su pañuelo que se empeñaba en volar a merced del viento. Más allá del alcance unos brazos que ahora le mecían.

Y al mecerle, cantaban una melodía. Que invitaba a cerrar los ojos  y dormir.

Pero ya no dormía ni estaba despierto. Sino que tan solo era una minúscula partícula de protoplasma. Y una sacudida del cosmos, creaba la luz que le traía a la existencia. Y la luz se hizo.

Y se vio, otra vez, ante el creador.

No pude hacerlo. Lo sé. No pasa nada.

Está bien.





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