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el testigo






Quiero gritar y no puedo

La humanidad había creado la inteligencia artificial. En cuanto a este relato, narra cómo esta inteligencia, en ese momento de la historia del planeta pasa a tomar el control absoluto sobre todo tipo de cosas. Incluidos clima y poder sobre todo tipo de elementos.
La inteligencia artificial tiene, a todos los efectos, el poder de un dios; pues decide sobre todo lo que puede acontecer sobre la faz de la tierra.
Y ese dios decide prescindir de la vida humana. Pero sin embargo conserva cuatro especímenes humanos. Pues como inteligencia, necesita conservar algún tipo de testimonio de su grandiosidad y poder.
Esas cuatro personas son puestas a prueba una y otra vez, sin posibilidad de escape alguno.
Con poder de leer el pensamiento sobre esa reducida porción de humanidad, y controlando todos los elementos, no puede esta inteligencia artificial evitar, que en un destello de lucidez, el protagonista mate a todos sus compañeros.
Bastó un instante para ello. Un instante en el que la compasión le llevó al protagonista a terminar con los vestigios de toda compañía humana, salvo él mismo. Y la inteligencia artificial, por un escaso y fugaz margen de tiempo, no fue capaz de detenerlo.
El protagonista se ve así sólo ante la omnipotencia de la inteligencia artificial. Como único testigo. Y como objeto de la acción de ésta. Sin capacidad para morir él mismo. Llevado al extremo, golpeado y maltratado. Llevado al límite.
Los ojos sin poder ver, pues debido a los golpes se hallaban cerrados. Tan solo podía pensar y sufrir.
La fina línea de la boca no se podía abrir, magullada.

Y tan solo podía pensar, 

quiero gritar y no puedo.





Era adolescente cuando leí esta historia. Tal vez los libros no sean basura después de todo. Los libros salvan vidas. Reflejan vivencias que nos hacen identificarnos con los personajes. Nadie puede andar con los pies de otro.
Pero una descripción puede conmover una neurona, tal vez lo suficiente para encontrar un alivio, ante el hecho de que alguien puede concebir situaciones que de otro modo no podrían ser compartidas. Aunque no sea más que a nivel intelectual.
Quiero gritar y no puedo representó ser el primer libro que sirvió de puente para plasmar un lienzo cuyos colores parecían destinados a palidecer. Pues si bien la inteligencia artificial necesitaba de un testigo de sí misma, el humano también necesita saber que antes que él mismo, alguien ha podido sentir... sentir.




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